Un técnico alertó días antes de “vibraciones extrañas” en la estructura. La Inspección de Trabajo investiga un posible fallo en los anclajes del techo. La Fiscalía ya ha requerido todos los permisos de la nave siniestrada.
Tres muertos. Tres heridos. Una nave ganadera de referencia que acabó convertida en una trampa mortal. Y ahora, una investigación que empieza a levantar más polvo que el propio derrumbe. Asturias Mundial ha accedido en exclusiva a testimonios, líneas de investigación y movimientos judiciales que apuntan a que la tragedia del jueves pudo haberse evitado.
“No era normal cómo temblaba aquello”
Uno de los datos más reveladores que hemos podido contrastar es que al menos dos operarios comentaron entre compañeros, días antes del colapso, que la estructura mostraba comportamientos “extraños” durante el montaje del refuerzo superior del tejado. Uno de ellos, ahora herido leve, declaró ya ante la Guardia Civil que “había zonas que vibraban más de lo normal con el paso de maquinaria o incluso con el viento”.
La nave, que estaba en proceso de ampliación, no era de nueva construcción, sino una estructura ya existente sobre la que se estaban ejecutando trabajos de refuerzo. Y ahí es donde la investigación pone el foco: en los anclajes y fijaciones de las nuevas vigas longitudinales al esqueleto original.
Una cadena de subcontratas y una pregunta incómoda
La reforma no era ejecutada directamente por la empresa ganadera Casa Cancello, sino por una constructora externa, que a su vez había subcontratado a varias cuadrillas independientes para diferentes partes del montaje. Algunos trabajadores, procedentes de empresas de Lugo, Llanera y Navia, han declarado que no conocían entre sí al resto del equipo ni habían coincidido antes en otras obras.
La Inspección de Trabajo, que se personó el mismo jueves en el lugar, ha solicitado ya todos los certificados de idoneidad de los materiales, así como el proyecto técnico visado y la ficha de seguridad estructural. La Fiscalía de Área ha abierto diligencias previas y ha requerido los permisos de obra, contratos de subcontratación y revisiones previas de estabilidad.
Los nombres ya tienen rostro
Hoy se han confirmado las identidades de los tres fallecidos. Ya no son números. Son hombres con historia, familia y oficio:
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Pedro González Artime, 46 años, técnico especialista en ordeño, natural de Gozón y residente en Gijón.
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Daniel Sánchez Llanes, 52 años, conductor de hormigonera, vecino de Serantes (Tapia de Casariego).
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Félix Manuel Arias Díaz, 60 años, tractorista, natural de Tineo y residente en Villapedre (Navia).
Todos ellos trabajaban en la ampliación de la nave desde hace semanas. Dos de ellos habían formado parte ya de otras fases previas del proyecto.
Casa Cancello rompe su silencio
La empresa afectada, una de las ganaderías de mayor proyección del occidente asturiano, ha emitido esta mañana un comunicado en el que lamenta profundamente las muertes y se pone a disposición de las autoridades. En el texto se lee: “Estamos devastados. Compartimos el dolor con las familias y cooperaremos con todo lo que exija la investigación para esclarecer las causas.”
Fuentes cercanas a la empresa confirman que la dirección no tenía constancia de advertencias formales sobre fallos estructurales, aunque sí estaban al tanto de ciertos retrasos en los ajustes técnicos de la cubierta.
Uno de los heridos sigue muy grave
De los tres trabajadores heridos, uno permanece en estado crítico en la UCI del HUCA tras haber sido evacuado en helicóptero el mismo jueves. Los otros dos evolucionan favorablemente en el Hospital de Jarrio, aunque uno de ellos también ha sido intervenido quirúrgicamente por fracturas múltiples.
Lo que viene ahora
La Inspección de Trabajo prevé tener listo un informe preliminar en las próximas 72 horas, clave para determinar si hubo negligencia, fallo de cálculo estructural o incumplimiento de medidas de seguridad.
Mientras tanto, el Ayuntamiento de Coaña ha decretado dos días de luto oficial, y colectivos sindicales y asociaciones agrarias han solicitado una revisión integral de todas las obras agrarias de gran envergadura en ejecución en Asturias.
Porque lo que se cayó en Coaña no fue solo un techo. Fue una certeza. Una rutina. La idea de que, al menos en el campo, uno podía confiar en que las cosas eran sólidas. Ahora, Asturias entera se pregunta cuántas estructuras más están en pie... sin que nadie sepa si están realmente firmes.