La ciudad vive una jornada inolvidable con 7.000 litros escanciados, homenajes, gaitas y el orgullo de un patrimonio que ya es de la Humanidad
Ni el calor ni las largas colas frenaron a los miles de asistentes que este domingo abarrotaron Gascona para celebrar la 25.ª edición de la Preba de la Sidra, una cita que ya es leyenda en el calendario festivo de Oviedo. Más de 10.000 personas llenaron el Bulevar de la Sidra en una jornada que quedará grabada como una de las más multitudinarias y emocionantes de la historia del evento.
“Es el mejor día del año, sin duda. Aquí se respira Asturias por los cuatro costados”, decía emocionado Javier Riesco, vaso en mano tras casi dos horas de cola.
Sidra, folclore y una identidad que se reafirma
Este año, la Preba ha tenido un significado especial, al ser la primera tras el reconocimiento de la cultura sidrera asturiana como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, un hecho que ha elevado la sidra a símbolo global de la identidad asturiana.
El ambiente fue inmejorable: gaitas, charangas, camisetas del Real Oviedo en honor al partido que se jugaba por la tarde, y sobre todo 17 llagares asturianos sirviendo su mejor sidra, que voló en cuestión de horas. Los más previsores llegaron temprano. Los rezagados, como María Jesús Gómez, tuvieron que esperar: “Pero merece la pena. Venimos todos los años y coleccionamos los vasos”.
Gascona, rebosante de historia y emoción
La calle se quedó pequeña. Tal fue la afluencia que por primera vez la celebración se extendió hasta la calle Víctor Chávarri, demostrando que esta fiesta ya no cabe en un solo rincón. “Gascona es el corazón de la sidra. En ningún sitio del mundo hay una concentración así de sidrerías, cultura y pasión”, afirmó Francisco Álvarez Colunga, uno de los fundadores del evento, homenajeado junto a Ricardo Suárez Morán, César Suárez Junco y Manuel Antonio Rodríguez García.
“Hace 25 años éramos solo seis sidreros y hoy esto es una marea humana”, recordó emocionado Colunga.
7.000 litros, dos jurados y grandes ganadores
En total, se escanciaron más de 7.000 litros de sidra. Algunos llagares, como Viuda de Angelón, tuvieron que tirar de sus reservas ante la demanda incesante. Las sidrerías de la zona también se volcaron para que nadie se quedara sin brindar.
En el jurado profesional, la mejor sidra fue la de Sidra Vigón (Villaviciosa), seguida de Cortina y La Morena. El jurado popular, por su parte, eligió como ganadora a Viuda de Angelón, seguida por La Llarada y Sidra Muñiz.
“Es dificilísimo decidir. Todas estaban tremendas”, apuntó Marta Suárez, una ovetense que no se perdió ni una ronda.
Una fiesta que se vive con el alma (y con gaitas)
El día estuvo cargado de emociones: la Real Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo, grupos folclóricos, bailes tradicionales y un bullicio alegre que convertía cada rincón en una postal de asturianía. El propio alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, se sumó al escanciado, celebrando junto a vecinos y visitantes. “Gascona es una referencia en toda Asturias y el escaparate de esta ciudad”, afirmó.
Además, la jornada incluyó la I Preba de la Sidra Casera, una nueva sección del certamen que premió a los mejores elaboradores artesanales del año. Ganaron productores de Gijón, Nava y Parres, que recibieron el aplauso del público por mantener viva la esencia más auténtica de la sidra.
Un cuarto de siglo de pasión sidrera
La Preba de la Sidra no es solo una fiesta: es un acto de afirmación cultural, una muestra de amor por lo nuestro y una declaración de principios en un mundo cada vez más globalizado. Con el respaldo institucional, el entusiasmo ciudadano y el aval de la UNESCO, Oviedo ha demostrado que la sidra no es solo bebida: es identidad, historia, paisaje y emoción.
“La sidra es la chispa que enciende el alma asturiana”, dijo Pelayo Solar mientras brindaba con sus amigos al grito de “¡Puxa Asturies!”