Un respiro tras la tormenta Llovió en Asturias. No fue mucho, pero bastó para cambiar el paisaje de angustia que llevaba diecisiete días devorando el Suroccidente. Cada gota sobre los pastos humeantes sonó a alivio. El presidente Adrián Barbón lo reconoció sin tapujos: ver llover en medio del infierno fue “una emoción como pocas veces”. El resultado es tangible: los ...
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