Teoría de la ausencia

Teoría de la ausencia

 

La última ausencia de Rajoy ha sido tan clamorosa que podría decirse que en tal ausencia, el presidente del Gobierno ha estado más presente que nunca.  Es curioso constatar cómo las persistentes espantadas de Rajoy simulan que su vida pública es tal vez privada, y que lo que debería ser una actitud privada (como asistir a un partido de fútbol, aunque sea internacional) se asemeje a la vida pública de una estrella del rock. Sin mentar explícitamente el talante del cobarde, que no parece este el caso, las críticas a la escasa afición de Rajoy por comparecer ante la denominada opinión pública (vía medios de comunicación, se entiende) han ido subiendo de volumen hasta llegar al griterío del pasado sábado. Un clamor que se pretendió acallar sin éxito con una aparición de apenas 25 minutos a la hora del vermú dominical. Algunas costumbres, muy sanas para el ciudadano pero muy mal vistas en ministros y demás res pública, deberían de corregirse antes de que lleguen los señores de la troika, ‘los hombres de negro’, según acepción del académico Montoro. Quizás, esta poca querencia del presidente a dar la cara sea la causa de la confusión que crean sus escasos mensajes. A todos nos pareció escuchar que quien presionó en la UE fue Rajoy, y no a la inversa. Que todo lo sucedido en el fin de semana más negro de su gobierno ya estaba escrito en el discurso de investidura. Y que con su asistencia al partido de la selección hacía el desmesurado sacrificio de perderse el partido de Nadal en París. Es lógico que evite la presencia, sabe que en la ausencia gana bastantes enteros.

 

 

Ilustración: Hombre de negro.

 

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