Contra la destrucción de la Fábrica de La Vega

Los signatarios, docentes, investigadores y profesionales de la Historia, la Historia del Arte,
la Geografía y otras disciplinas cercanas, ejerciendo en la Universidad de Oviedo y en el ámbito
asturiano, queremos manifestar nuestra alarma y rechazo ante el protocolo recientemente
firmado entre el Ayuntamiento de Oviedo, el Principado de Asturias y el Ministerio de Defensa
y los usos que este establece para el recinto y los bienes histórico-artísticos de la Fábrica de
Armas de La Vega (Oviedo), que consideramos un bien cultural del máximo interés.
En primer lugar, el Ministerio de Defensa se arroga la propiedad y las otras dos partes le
reconocen de facto unos derechos inexistentes por un terreno que no le pertenece, dado que
se trata de una cesión del Ayuntamiento de Oviedo con un fin, la fabricación de armas, ahora
extinto. No podrá esgrimir escrituras ni documento legal alguno que atestigüe lo contrario. Ni
procede, por tanto, más que la retrocesión gratuita del mismo. Si acaso, Defensa debería
satisfacer una indemnización por el menoscabo causado al patrimonio allí contenido en la
década de absoluto abandono en el mantenimiento transcurrida desde que cesó la actividad
productiva en el recinto, con la complicidad por dejación de funciones de la Consejería de
Cultura del Principado de Asturias. Podría también exigirse una compensación por el daño
irreparable que en su día supuso la destrucción del monasterio de Sta. María de La Vega para
ampliar las instalaciones.
Sin embargo, a pesar de todas las negligencias y pérdidas, la Fábrica de Armas de Oviedo
atesora hoy un valor patrimonial extraordinario y es crucial para explicar tanto el origen de la
propia ciudad en el siglo IX como el de la urbe contemporánea tal y como hoy la conocemos,
que se desarrolla desde mediados del XIX influida y condicionada por la fábrica. Cuenta, por un
lado, con restos arqueológicos de importancia difícil de ponderar en su subsuelo, puesto que las
crónicas sitúan el complejo palatino de Alfonso II “a un estadio” (unos 180 metros) de la iglesia
de Santullano. Por otra parte, la propia fábrica, sin la cual no se entiende el origen del Oviedo
actual, contiene vestigios industriales únicos en España, y se imbrica perfectamente en su
entorno gracias a las magistrales obras de Ildefonso Sánchez del Río, autor de la nave de cañones
y del Palacio de los Deportes, prácticamente colindantes y ejemplos de soluciones constructivas
innovadoras en las cubiertas de grandes espacios. La fábrica de La Vega es no sólo el más antiguo
y más importante patrimonio industrial de la ciudad, sino también uno de los pocos todavía
existentes, como consecuencia del desinterés por (o la voluntad de borrar) la memoria obrera
de la misma. Como si la ciudad burguesa se autogenerara, como si los monasterios, viviendas o
fábricas los construyeran los ángeles del escudo. Por otro lado, la Fábrica de Armas de La Vega
constituye un pilar fundamental en la Historia militar del país, tanto por el desarrollo y
fabricación de material bélico para las principales contiendas de la segunda mitad del XIX y elsiglo XX como por su relevancia en los sucesos de 1934 y la Guerra Civil. Es la historia de la
consecución de la independencia armamentística de España. Es la historia del propio Ministerio
de Defensa.
De consumarse los planes anunciados, Oviedo perdería no sólo un patrimonio único.
También se esfumaría la oportunidad de dotar de servicios la zona, en un marco verde, con una
vegetación consolidada y con historia que forma parte del propio patrimonio industrial igual que
las edificaciones, porque cumplía una función dentro del conjunto. Preservar algunos elementos
descontextualizados, como se propone, supone devaluarlos y privarlos de sentido, además de
resultar un paño caliente que no arregla nada, más allá de tranquilizar alguna conciencia y dotar
de argumentos más que dudosos a los corifeos mediáticos. Los tristes castilletes de mina
solitarios que coleccionamos son prueba fehaciente de esto. Bibliotecas, centros sociales y otros
equipamientos que escasean podrían ser albergados por las instalaciones existentes si se
interviene de forma cabal y respetuosa. Estos usos serían perfectamente compatibles además
con los de recinto ferial, algo que de manera informal viene desempeñando en los últimos años.
Ejemplos en los que mirarse abundan en Europa. ¿Va Oviedo a perder también la ocasión de
contar con un espacio singular, amplio, con historia y céntrico para todo tipo de eventos? ¿No
buscan, chequera en mano, atractivos turísticos? ¿Prefieren comprar un clon que conservar algo
propio y sin igual? Aquí no hay ninguna visera móvil costosísima que se pueda estropear. El
recinto tiene tantas posibilidades que a esto se puede añadir, entre otras cosas, el polo
biosanitario del que se habla y otros usos empresariales, siempre y cuando se haga con respeto
y sensibilidad. No es compatible con la especulación urbanística, con el “desarrollo” entendido
como en el Torremolinos de los años 70, con la maravillosa novedad de... una torre. El futuro no
puede ser destruir la historia de todos para beneficio de unos pocos, una vez más. Y, hablando
de destrucción: el parking anunciado, en un suelo tan poco consistente como cabe esperar del
colindante a un arroyo, es una amenaza para los vecinos. El desastre del aparcamiento del
Palacio de los Deportes, que hizo arruinarse una manzana entera de casas, debe servir de
advertencia.
Por último, desde un punto de vista urbanístico, se anuncia una operación sin consulta
alguna a la ciudadanía ―por si el resultado no gusta, como ya sucedió con la Ronda Norte― que
condicionará el desarrollo de la ciudad para el próximo medio siglo. Perpetuará una autopista
en el interior de la misma, segregando y marginando barrios a uno y otro lado, para mayor gloria
del negocio que ahora ocupa el lugar de otra gran pérdida patrimonial, hoy lamentada incluso
por sus promotores: la Estación de El Vasco. ¿No aprendemos? El Vasco, Pilares, el chalé de
Concha Heres... ¿Vamos a seguir malbaratando nuestra herencia cultural? ¿Vamos a seguir
mirando para otro lado y llorando a posteriori? Los responsables de este protocolo... ¿quieren
ser recordados como destructores de patrimonio? Y, ya que nos referimos a patrimonio, ¿la
Consejería de Cultura va a seguir haciendo ominosa dejación de sus funciones de protección?
Nosotros creemos que lo moderno es conservar y poner en valor nuestro patrimonio histórico-
artístico. Es lo que hacen en los lugares civilizados. Torres hay en cualquier sitio donde existan
plusvalías a obtener. Un patrimonio como el de La Vega es único y es nuestro, es nuestra
Historia. Queremos La Vega como es: íntegra y diversa, resultado de siglos de historia. Y la
queremos como debería ser: cuidada y al servicio de la ciudadanía. Por eso exigimos a las
administraciones implicadas que cumplan con su obligación de preservación de bienes histórico-
artísticos, lo que es inconciliable con las intenciones y actitudes mostradas hasta el momento,
que se alejan de los tan manidos objetivos de desarrollo sostenible y son un impedimento para
la resiliencia de los territorios, un concepto tan utilizado como desconocido.ACADÉMICOS MIEMBROS DE “SALVEMOS LA FÁBRICA DE LA VEGA”
Díaz González, María del Mar
Fernández Gutiérrez, María Fernanda
González Palomares, David
Huerta Nuño, Manuel Antonio
Maurín Álvarez, Manuel
Moro Piñeiro, María Jesús
Muñiz Sánchez, Jorge
Vega García, Rubén
ADHESIONES DE PROFESORADO E INVESTIGADORES EN HUMANIDADES
Alonso Álvarez, María Raquel
Aparicio Vega, Juan Carlos
Arias Cabal, Álvaro
Avanzas Álvarez, Elena
Beato Bergua, Salvador
Buergo Fernández, Ana
Calleja Puerta, Miguel
Cañón Voirin, Julio Lisandro
Carrero Pazos, Miguel
Carrero Santamaría, Eduardo
Cid López, Rosa
Colina Vuelta, Arturo
Conesa Navarro, Pedro David
Díaz González, Diana
Díaz Rodríguez, Noemí
Erice Sebares, FranciscoFernández Fernández, Jesús
Fernández García, Ana María
Fernández García, Felipe
Fernández Lorences, Teresa
Fernández Martínez, Carla
Fernández Mier, Margarita
García Álvarez, Alejandro
García Álvarez, Luis Benito
García García, María del Carmen
García Hernández, Cristina
González Fernández, Francisco
González Herrero, Marta
González Rúa, María Amparo
González Santos, Javier
Guantes García, Julia
Gutiérrez González, José Avelino
Herrán Alonso, Marta
Jiménez Muñoz, Antonio
Jurcic, Christina
Ledesma González, Antonio Ángel
Maceda Rubio, Amalia Elisa
Martínez del Fresno, Beatriz
Meléndez Galán, Enrique
Obeso Muñiz, Ícaro
Olay Varillas, David
Pérez Méndez, Irene Marina
Pérez Vidal, Mercedes
Piay Augusto, Diego
Pulido Azpiroz, Alejandro

Rasilla Vives, Marco de la
Reimunde Lamela, Miguel
Ribeiro Dos Santos, Renata
Rodríguez Álvarez, José Manuel
Rodríguez Infiesta, Víctor Alfonso
Ruiz de la Peña, Isabel
Ruíz Fernández, Jesús
San José Vázquez, Eduardo
Sarmiento Ramírez, Ismael
Secades Fonseca, María
Suárez García, José Ignacio
Tomé Fernández, Sergio



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