Pintan bastos

¡Pintan bastos! esta es una expresión muy popular en torno a un ambiente caldeado, bajo en simbolo de “basto” o “garrote”, un tanto amenazante, aunque algunos los quieran ver, en manos de la sota, como un símbolo fálico.

                   Llueve en el valle. Los tordos negros de pico amarillo, vuelan bajos emitiendo un agudo chirrido, como temerosos de no encontrar un refugio contra esta inesperada intemperie; una vez mas, las televisiones nos amenazan con fuertes temporales incluso con nevadas en las cordilleras y eso que aún no se han calmado los vientos cálidos de las castañas, como si este fuese un país tropical en donde nunca antes hubiese nevado, o acaso, dada la crisis, ciframos nuestras esperanzas en salvar el turismo de invierno, abriendo pronto las estaciones de esquí con buena oferta y… mucha demanda. Es muy posible que en una de estas nos lleguen las nieves, como el lobo de la fábula, pero al igual que en la crisis, esperemos que cuando lleguen las nevadas no nos cojan desprevenidos y sin “acopio de alimentos”, como le pasó a la pobre cigarra; ¡ al fin y al cabo, toda la vida es una fábula .! Pero no podemos confiar demasiado; la climatología es como la bolsa; no hay quien la entienda, excepto quienes la manejan. Cada vez que un político nos quiere enviar un mensaje de tranquilidad, tanto en lo climatológico como en lo económico, lo que logran es preocuparnos mas.

                   En la barra de un bar del pueblo, que es lo mas parecido a una cumbre de alto nivel, aunque con “tayuelos”, en vez de sillas tapizadas con terciopelos y damascos, se me acerca un paisano, socarrón, con su filosofía aldeana, y me dice: Manolo: … pintan bastos y los triunfos llévanlos todos los de siempre. Yo había creido que la crisis apenas si se notaba en el ámbito rural,- porque nunca habían salido de ella-, pero lo malo de las zonas rurales es que una mayoría de sus hijos y nietos se fueron en búsqueda de esos salarios mas o menos cómodos, en torno a las grandes ciudades, hacia aquellos lugares que en la época del franquismo se conocían como “polos de desarrollo” y ahora “polígonos industriales” que dieron lugar a una gran demanda, lo que trajo consigo una especulación salvaje y que tanto en la transición como en la democracia afianzada, se potenciaron a tope.

            Se ha ganado mucho dinero en esta sociedad de consumo que nos aportó un estado de bienestar nunca soñado. ¡ los tiempos han cambiado, estamos en la era tecnológica, ya no es posible volver a los de antes !, esto se decía con cierta frecuencia; ahora ya se oye menos porque al final, la calidad de vida, no siempre se trata de ganar más; sino de necesitar menos.

            La situación actual, que en la calle se empieza a padecer, cada día se parece mas al Día de San Valentín, con su medalla del amor: “... mas que ayer; pero menos que mañana “. Cada día se toman nuevas medidas, que tratan de mitigar la angustia, pero se ven pocas soluciones sólidas; y todavía hay gentes que hablan de pesimismos y optimismos; los últimos somos los que compramos la lotería de navidad.

            Tengo varias amigas que habían decidido tener un niño... por eso de los mil quinientos euros, ahora, a los siete meses de embarazo, les dicen que no hay dinero para  cumplir la oferta, espero que el ayuntamiento de Tineo mantenga sus trescientos euros, por lo menos para los primeros pañales; lo de la universidad ya lo arreglaremos. Los pueblos siguen  abandonándose junto a sus recursos naturales, somos gentes de fé y confiamos en el Maná.

            Quienes no se si confian en el Maná son esos setenta y cinco millones de seres que, según la FAO, están sumidos en la miseria absoluta, tampoco creo que los sindicatos confíen en que Aceror, y otras empresas, no continuen reduciendo puestos de trabajo, pese a sus protestas... en el desierto laboral. Siempre podremos vivir de los ayuntamientos, los museos, las piscinas climatizadas y, como último recurso, nos presentamos a “candidatos” o a “liberados sindicales”…Y a vivir,que pintan bastos.

 



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