¡Libertad! ¡Libertad!

Observando el sufrimiento por el que están pasando, y para evitar males mayores que pueden concluir en una nueva pandemia, lo más deseable, entre la Fase 0 y la Fase 1, es que Ciudadanos se integre rápidamente en el Partido Popular y seguidamente el Partido Popular se integre en VOX.
¿Por qué seguir independientes si les unen tantas cosas , y son comunes sus aspiraciones y las formas de reivindicarlas? . ¿Por qué tener que usar a diario toda la batería de cocina si cada familia tiene sus miembros dispersos, cuando -de haber integración- con una sola cacerola se podrían conseguir los mismos objetivos?
Europa está sorprendida, el mundo pide sosiego y sentido común. Que no se rompan las reglas del juego. Hay que mantener la calma. En ésta época, con mascarilla o sin mascarilla, lo más aconsejable, hasta que tengamos la vacuna, es la prudencia.
En uno de los países del planeta en el que sus ciudadanos gozan de una Constitución de las más garantístas entre todas las existentes y en el que las preocupaciones actuales pasan, sin remedio, por el control de la Covid-19 (hasta hoy más de treinta mil fallecidos y casi trescientos mil contagiados) y la consecuente crisis económica; los vecinos de uno de los barrios más elitistas y pudientes de la capital de España, el "Barrio de Salamanca", votantes al cien por cien del Partido Popular, VOX y Ciudadanos, salen todas las tardes a la calle con sus cacerolas, incumpliendo la normativa vigente, al grito de ¡libertad! ¡libertad! y en contra del Gobierno.
Los dirigentes de los partidos representativos del votante del "Barrio de Salamanca" alientan estas protestas en base al derecho -en este caso sesgado- de la libertad de expresión de cada uno.
No puede ir nada bien un país cuando las protestas callejeras - protagonizadas casi siempre por izquierdosos de mala vida- son ahora patrimonio de los más ricos y los que, valga la redundancia, más patrimonio acumulan. Y que, además, no piden trabajo ni alimentos para sobrevivir, reclaman exclusivamente: ¡libertad!
Están al límite... y agobiados.



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