Reino Unido nunca debió estar en la Unión Europea

Ya se ha firmado y consumado el acuerdo por el que se establecen las reglas para especificar cómo se va a consolidar la salida de Reino Unido de la Unión Europea y el modo en el que se van a desarrollar las relaciones entre ambas entidades cuando se consuma el Brexit. Todos los eventos que se han ido sucediendo y muchos de los que todavía quedan por vivir han supuesto un desgaste para todos los sujetos implicados. El más acusado ha sido el de Theresa May y Boris Johnson, que, al parecer, tenían el deber de conseguir que la Unión Europea se rindiera a los pies de los británicos, como si el resto de Europa estuviera bajo el control de personas estúpidas y totalmente ignorantes.

 

Reino Unido, al igual que Irlanda y Dinamarca, tenía un estatuto especial en la Unión Europea mientras permaneció dentro. Concretamente, el Protocolo (no 21) sobre la posición del Reino Unido y de Irlanda, respecto del espacio de libertad, seguridad y justicia, determina que Reino Unido e Irlanda no participarán en la adopción por el Consejo de medidas propuestas en virtud del Título V de la Tercera parte del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea. Las propuestas a las que se hacía referencia son las relativas al espacio de libertad, seguridad y justicia, que no son vinculantes para Reino Unido, cuyos representantes pueden elegir entre aplicar o no aplicar las normas resultantes de las propuestas mencionadas. De esa forma, la Unión Europea carece de un elemento de cohesión, que no ha llegado a existir por el papel de caballo de Troya que han ido desempeñando los representantes británicos.

 

Mirando el pasado, el presente y el futuro, se puede llegar a la conclusión de que Reino Unido nunca debió estar en la Unión Europea. Muchas ventajas son las que han obtenido de la presencia británica en la organización internacional, pero mayores han sido los perjuicios generados por la intervención rupturista del Gobierno inglés en muchos momentos.

 

Si la Unión Europea no hubiera incluido a Reino Unido, la organización internacional sería en la actualidad mucho más fuerte de lo que es ahora y, probablemente, habría logrado avanzar de una forma más clara y contundente en la integración europea, cuyo objetivo principal, que se ha ido diluyendo entre errores y traiciones, estuvo siempre vinculado con los deseos de evitar que se repitan en el futuro conflictos que se vivieron en el pasado.



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