Adjudicarle al presidente del Gobierno el apelativo de “Mariano el Breve”, obedece a la información aportada por la ciencia demoscópica, muy cuestionada últimamente, unido a todo lo sucedido en estos tres años de legislatura. Es más, algunos de los sondeos, por culpa de la crisis también, se hacen con muestras tan escasas que el margen de fiabilidad es muy cuestionable y solo sirven, dicho en roman paladino, para incordiar al contrario.
Con independencia de todas las contrariedades y malos ratos que aportan las encuestas a los políticos, si es cierto, aunque opinable obviamente, que existen una serie de hechos demostrables que dificultaran notoriamente el que Rajoy pueda acceder a una segunda legislatura.
La desastrosa gestión del iluminado Zapatero fue quien puso en bandeja la victoria de Rajoy, que tristemente no ha sabido rentabilizar y que por ende, le suponga la pérdida de las próximas elecciones generales, pasando la historia como un presidente intrascendente y con el apodo referido en el primer párrafo, al no haber sido capaz de repetir en el cargo como lo hicieron sus antecesores, González Aznar y hasta el desdichazo Zapatero.
Entre los grandes errores del presidente actual y que posiblemente le cuesten el cargo, cabria destacar los siguientes: alegar hasta el hartazgo el desastre económico heredado del Gobierno Zapatero (PSOE) durante la campaña electoral fue correcto como argumento veraz y contundente, pero el continuar empleándolo hasta el aburrimiento durante los años siguientes, para intentar justificar la sangrante subida de impuestos, quebrantando la promesa de no hacerlo, supuso un fallo garrafal, siendo encajado muy mal por todos los ciudadanos y duramente criticado por la oposición parlamentaria.
La segunda equivocación, más grave que la anterior si cabe, obedeció a no abrir un frente contundente contra la galopante corrupción al tomar posesión, empleando todos los medios a su alcance, para eliminar o al menos reducir esta lacra existente en todos los partidos, comenzando por el propio PP, siendo Rajoy conocedor privilegiado de todos los nichos de porquería. Efectivamente es muy duro tener que denunciar a los tuyos, si bien es mucho peor que los ciudadanos tengan que enterarse a través de los medios de comunicación.
Tratar de ocultar con inoperantes procedimientos, cohechos, estafas, apropiaciones indebidas y un largo etcétera con burdas maniobras, a la postre y como era de esperar se revolverían contra autores y consentidores con las inevitables consecuencias. Como ejemplo bastaría citar el caso “Barcenas” y todo lo que resta por salir a la luz del mismo, ante la perspectiva de que el extesorero, tras el juicio, pueda ser condenado a mas de 40 años de cárcel. Los famosos SMS entre Rajoy y Bárcenas, fueron un torpedo contra la credibilidad del presidente del Gobierno que nadie olvidará.
Por último, la pretensión por parte del Jefe del Ejecutivo de apropiarse de la creación de puestos de trabajo, y como consecuencia del incremento de cotizaciones a la S. Social, representa un descaro mayúsculo que repite tanto Rajoy como los restantes cargos del partido hasta el aburrimiento en todas sus intervenciones públicas, cuando nadie ignora que tal logro corresponde exclusivamente a nuestros esforzados y tenaces empresarios, emprendedores y autónomos. La obligación del Gobierno es gestionar y administrar correctamente la Sanidad, Enseñaza, Justicia, Seguridad, etc. etc. algo que lamentablemente no realizan de forma adecuada.
Lo único que podrá evitar un previsible desastre para el PP en las próximas elecciones generales, es la mediocridad de los líderes de la oposición, con un PSOE en caída libre, Podemos sin experiencia ni oficio e I.U. en fase de posible descomposición, que podrían mitigar algo la debacle de los populares. Otra mayoría absoluta como la conseguida en 2011 es imposible, entre otros motivos porque los votantes ya saben como piensa, razona y actúa Rajoy, con el agravante de que alcanzar pactos por parte de PP con las restantes fuerzas tampoco será tarea fácil.