La última misa en el viejo HUCA

Como es bien sabido este fin de semana será el último que permanecerá abierto  -solo algunas plantas- con unos 200 pacientes ya que el servicio de urgencias cerró a las ocho horas de ayer en el viejo HUCA.

Todos los medios se hacen eco como no podía ser otra manera de los traslados, de la forma en que se hacen, de estadísticas del primer día, que si ya se mudaron en 15 ambulancias unos 71 pacientes, que si se atendieron unos 150 casos en urgencias. Del primer bebé nacido -una niña- y de los dos primeros fallecimientos. Paradojas de la vida, uno llega y dos se van.

 

Que si los convoy iban escoltados por la policía local y que concluyo unas 3 horas antes de lo previsto, y para mañana, mas traslados aprovechando que durante los fines de semana hay menos tráfico, para el martes se espera que estén ubicados todos los pacientes en el nuevo HUCA. Las líneas 1, 4 y 12 operaran desde el lunes día 16 de junio. Hasta aquí el tema de actualidad de esta jornada, datos para las hemerotecas.

 

Pero quiero dedicar este artículo a la última misa que se desarrolló en la capilla el domingo 15 de junio, con 17 personas, y  que seguro no se aborda en ningún medio pues prevalece el trajín de lo humano. El tema divino y que con tanta fe, pacientes/familiares y personal sanitario acudían a la misa de 12 cada domingo, así como los vecinos de la zona pasa desapercibido. La capilla está dedicada a Ntra. Señora de Covadonga (la que da el nombre a todo el complejo hospitalario) la Virgen presidia el altar y su manto de color blanco -un guiño al lugar dónde moraba- nueve hileras de bancos izda. /dcha. Dos murales de mosaico que reproducen el apostolado, tres vidrieras obras del artista Antonio Suárez. Dos formando parte del altar y la otra, bajando la escalera que da acceso a la planta baja a la dcha. dónde se ubica una pila bautismal. A la izquierda, la pequeña sacristía, una talla de madera de un Cristo crucificado colgado de la pared, de gran veneración por parte de los fieles, las veces que toque el clavo que atraviesa sus pies, la mayoría acariciaban las rodillas -hasta ahí, no llegaba- y que de tanto tocar parecían llagas autenticas. Enfrente un cuadro de Jesús tan real que parecía que estuviera vivo, aquí pasábamos las yemas de los dedos sobre sus pies desnudos y bajo estos, la leyendo: "Jesús, en ti confío". Las velas encendidas depositadas a los pies de ambas imágenes. 

 

 

La media asistencia a misa de fieles seria el medio centenar (y casi, siempre los mismos) Lo variable eran los pacientes y sus familiares. Completaban el aforo el personal sanitario que estaba de guardia, que en algunas misas se tenían que ir apresuradamente. Había un órgano que solo se utilizaba por las navidades, que era cuando un grupo de jóvenes de algún colegio de la capital amenizaba la misa. Conocí durante estos casi siete años que llevo acudiendo casi todos los domingos a varios capellanes, todos en los ofrecimientos decían: "Me piden, nos piden unas plegarias por todos los pacientes que se encuentran ingresados en nuestros hospitales" y todos nos uníamos a esa petición. Cuantos pacientes me impresionaron por su estado, y gente en sillas con goteros, que el sacerdote se acercaba hasta ellos a darles la comunión. El motivo de acudir hasta aquella capilla cada domingo es que experimentaba algo inexplicable cada vez que abandonaba el centro y encima al bajar por las escaleras me encontraba con la entrada a urgencias, con ambulancias depositando enfermos y me hacia la misma pregunta: ¿De qué me quejo?

Siempre solemos hacer peticiones mundanas y egoístas, que me toque la primitiva, que gane el Sporting, que mi familia y amigos todos sigan bien.

 

 

Se me olvidaba comentar que hace más de un año saque un montón de fotos de la capilla para que cuando llegara este día tuviera algo que seguro la memoria no va conservar.

Hoy, domingo me acercare de nuevo para observar desde el exterior el ajetreo y con los ojos del alma ver la capilla que tanto bien me hizo estos años.

Una última plegaria, en este caso bajo la cúpula del cielo y con el mismo lema: "Jesús, en ti confío".

Espero que el nuevo HUCA tenga una capilla a la que poder ir caminado hasta ella para humanizarme.

 



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