Ovetense del año: El encanto de un hombre discreto

Este .lunes, a las 19 horas, se presenta el el Club de Prensa de La Nueva España, la revista 'vivir Oviedo, parte de la cual está dedicada al premio 'Ovetense del Año', que este año corresponde al doctor Javier González Tuñón, sobre el que tuve el agrado de escribir esta semblanza para la revista y que ahora comparto con los lectores.

 

 

Cuando en la reunión del jurado que anualmente concede el premio Ovetense del Año, y a la que la  revista ‘Vivir Oviedo’ tiene a bien invitarme desde la creación  del mismo, cosa que le agradezco, surgió la candidatura de Javier González Tuñón, me adherí a la misma sin pensarlo un instante.  Después, cuando los jurados exponen sus argumentos en defensa, o no, del candidato –en este caso no hubo ‘o no’--, me puse a pensar en la razón íntima de mi inmediata decisión.

 

Desde luego, están razones de peso como la apuesta del doctor por unas avanzadas y capaces instalaciones clínicas  ubicadas en la periferia del ‘cogollu’ de Oviedo, contribuyendo así a la dinamización de una zona a la que, hay que decirlo, nadie le recomendaba ir saliendo como salía del centro mismo del ‘Oviedín’. Está la no menos importante de que es un centro pionero en investigación y adopción de nuevas tecnologías pro paciente, o las más de cuarenta personas que integran su plantilla. O el hecho de que todo el proceso de la diagnosis a la fábrica y posterior implante se desarrolla en las instalaciones de Cardenal Cienfuegos, o la atinada labor de Javier como presidente del Colegio profesional de los dentistas asturianos.

 

Pero, con ser todo ello importante, creo que no fue ese el detonante principal de mi apoyo sin reservas a la candidatura. Tengo el placer de conocer al doctor hace ya unos y tantos años, y no por razones de su profesión o la mía, sino por esas relaciones que surgen por mor del inagotable racimo de cerezas que es el universo de la amistad.

 

Recuerdo en aquél ‘entóncenes’ aprecié en Javier su sentido del humor, sin estridencias, y su inteligencia reflexiva que debe de ser, digo yo, la clave de su capacidad de trabajo, tal que lleva muchas veces a preguntarse de dónde saca el tiempo este hombre. De la buena organización, claro. Pero, y voy finalizando para dar paso a la publi, fue también cuando comencé a comprobar su carácter solidario, tremendamente humano y su discreción al respecto. El doctor Tuñón lleva al extremo lo de que tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda. Y eso es lo que más me convence de él. Su discreta solidaridad. He dicho.

 

 

 



Dejar un comentario

captcha