- Los socialistas recomiendan a Caunedo que deje el mensaje del “cerco a Oviedo” en el mismo tiempo en que situó la construcción del Calatrava.
Todo un “ejemplarizante sarcasmo” parecen las declaraciones efectuadas por la Concejala de Cultura Belén Fernández Acebedo, nada menos que pidiendo la dimisión de una Consejera por reconocer un posible error de diseño en la ampliación del Museo de Bellas Artes.
Después de que los ovetenses asistiéramos atónitos durante las dos últimas semanas al espectáculo de Concejales del Equipo de Gobierno y del propio Alcalde repitiendo una y otra vez que “no se enteraron de nada” y que “no son responsables de nada” en lo referente a un Palacio de Congresos- que además del bochornoso despilfarro de fondos públicos, contaba con una visera que jamás se abrió- sale ahora la Concejala de Festejos y provisionalmente de Cultura a exigir responsabilidades a quien sí reconoce abierta y públicamente los posibles errores de una obra de la complejidad y dimensión que tiene la ampliación del Museo de Bellas Artes.
Que Belén Fernández Acebedo considere que decir la verdad y apostar por el rigor debe ser motivo de dimisión, no nos resulta nada extraño a quienes conocemos su gestión; que pretenda estrenarse como Concejala del Cultura haciendo ruido y buscando gresca, tampoco demasiado, pero de los problemas que tenga el Alcalde para contar con un Equipo de Gobierno medianamente sensato y decente no tienen culpa los ciudadanos y ciudadanas de Oviedo.
Que después de apostar por la ampliación del más importante y significativo Museo de la ciudad y de haber invertido ya casi 25 millones de euros, el Partido Popular siga diciendo que el Gobierno de Asturias no apuesta por la promoción cultural de la ciudad, es una muestra de cinismo que ni el mismísimo De Lorenzo era capaz de superar. Después de haber escuchado al actual Alcalde decir que “cosas como la gestión del Calatrava no tienen que ver con él porque eran de otro tiempo”, esperamos que reprenda a su Concejala y considere igualmente de otro tiempo, el sonrojante recurso del “cerco a Oviedo” que sigue blandiendo en cuanto se ve agobiado y tiene ocasión.
