El Instituto de Obesidad alerta de los riesgos de las ‘dietas milagro’

El Instituto de Obesidad alerta de los riesgos de las ‘dietas milagro’

La llegada del verano eleva la aceptación de estas propuestas, que pueden derivar en pérdida de masa muscular y masa ósea o en la merma de masa de la estructura de los órganos vitales


La llegada del período estival ubica a la alimentación como uno de los principales temas de interés para muchos ciudadanos que persiguen, en pocas semanas, adaptar su peso a las exigencias de la imagen. En este contexto se publicitan numerosos regímenes que encajan en lo que se ha dado en llamar ‘dietas milagro’, definidas por la Asociación Española de Dietistas y Nutricionistas (AEDN) como aquellas que prometen resultados rápidos, mágicos, basadas en la prohibición de un grupo de alimentos.
 
Bajo este prisma, el Instituto de Obesidad quiere alertar de los graves riesgos derivadas de estos regímenes. Así, y al margen de que el peso perdido se suele recuperar en poco tiempo, este tipo de opciones provocan graves consecuencias para la salud debido a su importante déficit de nutrientes como vitaminas o minerales, y a los importantes trastornos metabólicos que conllevan.
 
En este sentido, dichas dietas pueden llevar asociada la pérdida de masa muscular y, en caso de prolongarse en el tiempo, pueden implicar la merma de masa de la estructura de los órganos vitales y, también, de masa ósea que puede desencadenar en procesos de osteoporosis. Pese a estos riesgos, la gente sigue recurriendo ellos dado que su éxito a nivel de pérdida de peso es real, aunque a costa de la salud.
 
Así, un estudio llevado a cabo por el grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas y Nutricionistas, en el que se siguió la alimentación de casi 23.000 personas adultas durante diez años, mostró cómo un consumo prolongado de dietas pobres en carbohidratos y ricas en proteínas lleva asociado un incremento en la mortalidad total. En este sentido, el informe relaciona la alta ingesta de proteínas con enfermedades crónicas como osteoporosis, cálculos renales, insuficiencia renal, cáncer, enfermedad cardiovascular y obesidad.
 
Por su parte, otro tipo de estudios relacionan la época estival con la proliferación de estas ‘dietas milagro’, como el realizado por el Institut de Trastorns Alimentaris (ITA), que detectó, con la llegada del verano, un aumento de entre el 25 y el 30% en las demandas de ayuda e ingresos en sus centros especializados debido a trastornos provocados por alimentaciones defectuosas.
 
Asimismo, el Centro de Información del Medicamento del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM) eleva a 4 de cada 5 el número de personas que, hoy en día, apuesta por este tipo de alimentación durante estas fechas, fijando en el mes de mayo la franja temporal con mayor número de consultas sobre productos milagro para adelgazar.
 
Otros estudios –como el de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD), que señala que el 31% de los españoles con sobrepeso ha seguido alguna vez una dieta milagro– rebajan estas cifras, aunque sus resultados no dejan de ser preocupantes.
 
Bajo esta perspectiva, desde el Instituto de Obesidad se quiere recordar que muchos de estos mitos alimentarios englobados en las dietas milagro no se basan en conocimientos científicos, mientras que otros muchos están propiciados por intereses comerciales y económicos, como recuerda el COFM en su estudio al señalar que en España se gastan unos 2.000 millones de euros al año en dietas y productos milagro, unos 60 euros por español, sin consecuencias estéticas perdurables y con graves riesgos para la salud.
 
Para evitar estos riesgos, el Instituto de Obesidad pone a disposición de sus pacientes un completo equipo de especialistas que le ayudan a elegir y revisar la mejor dieta posible atendiendo a su metabolismo y a sus circunstancias. Y es que los programas de pérdida de peso deben reducir la ingesta energética, sobre todo a partir de grasas y grasas saturadas, y deben basarse en una dieta equilibrada, que prevenga contra la deficiencia de vitaminas y minerales. Todo ello acompañado de un adecuado ejercicio físico y de una apuesta decidida por hábitos más saludables.

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