La casa del silencio en Infiesto: libre con cargos el hombre que convivió días con el cadáver de su madre mientras la investigación sigue abierta

La casa del silencio en Infiesto: libre con cargos el hombre que convivió días con el cadáver de su madre mientras la investigación sigue abierta

Infiesto (Piloña) no está acostumbrado a este tipo de historias. Por eso este caso ha calado tan hondo. Porque no es solo una muerte. Es el retrato de una vida apagada en silencio, de una mujer septuagenaria que llevaba años sin apenas pisar la calle y de un piso convertido en un espacio irrespirable, tanto en lo físico como en lo humano.

El hombre detenido tras el hallazgo del cadáver de su madre ha quedado en libertad provisional con cargos, acusado de maltrato habitual en el ámbito familiar y de agredir al personal sanitario que acudió al domicilio el día de Navidad. La jueza no ha decretado prisión preventiva, a la espera de los resultados definitivos de la autopsia, que serán clave para determinar si la muerte estuvo relacionada —directa o indirectamente— con algún episodio de violencia, abandono o negligencia grave.

Días conviviendo con la muerte

La secuencia que ahora reconstruyen los investigadores es tan inquietante como reveladora. Fue el propio hijo quien llamó a los servicios de emergencia asegurando que su madre estaba enferma. Pero cuando el médico y la enfermera accedieron al pequeño apartamento del barrio de El Orrín, la escena era otra:
la mujer llevaba muerta varios días.

Según fuentes de la investigación, el hombre habría convivido con el cadáver durante varias jornadas, sin alertar a nadie, en una vivienda saturada de basura, enseres y restos orgánicos, con un olor que llevaba tiempo generando quejas entre los vecinos del edificio. Algunos reconocen ahora que mantenían las ventanas del descansillo abiertas de forma permanente para poder respirar.

Violencia, encierro y detención

Cuando los sanitarios confirmaron el fallecimiento, la situación se desbordó. El hijo intentó agredir al médico, llegó a encerrarlo en una habitación y fue necesaria la huida de la enfermera para dar aviso a la Guardia Civil.

A la llegada de los agentes, el escenario empeoró:
la mujer presentaba signos evidentes de abandono, y los indicios llevaron al arresto inmediato del hijo, que fue trasladado a dependencias policiales.

Libertad provisional… de momento

Tras prestar declaración judicial, el hombre salió del Juzgado de Instrucción de Infiesto en libertad provisional, dos días después de su detención. La magistrada —titular del juzgado de Cangas de Onís, en funciones en Piloña— adoptó esta decisión al no solicitar la Fiscalía su ingreso en prisión y ante la falta, por ahora, de un nexo causal claro entre el fallecimiento y una agresión directa.

No obstante, la libertad está condicionada:

  • Obligación de comparecer ante el juzgado los días 1 y 15 de cada mes.

  • Posibilidad de modificar su situación procesal en función del avance de la instrucción.

Desde el Tribunal Superior de Justicia de Asturias se ha subrayado que el informe forense es aún preliminar y que quedan análisis pendientes que podrían cambiar el rumbo del caso.

Una mujer invisible durante años

Los vecinos aportan ahora un dato demoledor:
en tres años apenas la vieron una vez.

Madre e hijo, originarios del País Vasco, se instalaron en Infiesto hace aproximadamente tres años. Desde entonces, la mujer prácticamente desapareció de la vida pública, sin visitas conocidas, sin contacto visible con servicios sociales y sin salir a la calle.

“Nadie sabía que estaba allí. Algunos ni siquiera sabían que vivía con su madre”, relatan en el entorno del edificio.

Lo que está en juego ahora

La investigación continúa en manos de la Unidad Orgánica de Policía Judicial. El foco no está solo en la causa exacta de la muerte, sino en el contexto previo:

  • posible abandono prolongado,

  • convivencia con un cadáver,

  • condiciones insalubres extremas,

  • y una relación maternofilial marcada por el aislamiento y la violencia.

Este caso reabre un debate incómodo pero necesario: cómo detectar a tiempo situaciones de vulnerabilidad extrema en personas mayores que viven encerradas, fuera del radar social, incluso en comunidades pequeñas donde “todo el mundo se conoce”.

En Infiesto, mientras tanto, la casa sigue cerrada.
Y el silencio, ahora sí, pesa más que nunca.

Dejar un comentario

captcha