Economía circular: El gran reto de invertir en infraestructura rural

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Economía circular: El gran reto de invertir en infraestructura rural

La acumulación de residuos es un problema que hay que abordar. La extracción de materia y la producción para después su posterior uso y desecho afecta diversas zonas, pero, muy en particular, a las rurales. Qué es el reciclaje o qué es la economía circular son cuestiones que avanzan en las ciudades, mientras que en el medio rural siguen estancadas por la falta de infraestructuras. 

 

Crear, por tanto, estas infraestructuras rurales se hace necesario, tanto por razones medioambientales como sociales. Una inversión que, si bien es un gran desafío, no solo será beneficiosa para el medioambiente, sino que también promoverá el desarrollo económico, así como la cohesión territorial.

Gestión de residuos en el medio rural

 

La gestión de los residuos en el medio rural es claramente deficiente. La falta de infraestructuras, la dispersión geográfica o la falta de educación medioambiental llevan a estas zonas a enfrentarse a problemas que no se dan en los centros urbanos. Problemas como la contaminación que dificultan la conservación de los recursos naturales e impactan de manera directa en el bienestar y la salud de sus habitantes.

 

Por eso, se hacen necesarias estrategias de gestión de residuos que sean efectivas, no solo para un futuro más sostenible, gracias a la economía circular, sino también para garantizar la calidad de vida de su gente.

 

La necesidad de las infraestructuras rurales

 

El modelo económico circular apuesta por la reutilización, renovación y, en definitiva, el reciclaje de las materias y recursos. La transición hacia este modelo, por ende, conlleva infraestructuras que permitar realizar estas tareas. Así, en el caso del medio rural, se requieren centros de reciclaje comarcalizados o redes de compostaje comunitario, así como plantas de biogás para aprovechar los residuos agrícolas. En este sentido, estos desechos agrícolas también pueden convertirse en materia prima o compost para industrias a nivel local y también es posible la reutilización de aguas depuradas, entre otros procesos.

 

La inversión en infraestructuras rurales promueve el desarrollo económico al generar puestos de trabajo. Teniendo en cuenta que muchos pueblos sufren de despoblación, la creación de empleo puede resultar muy beneficiosa, al mismo tiempo que se mejora la gestión ambiental y se reducen las emisiones. 

Educación ambiental: la clave del cambio

 

Además de la inversión en infraestructuras, la educación ambiental cumple un papel clave en la economía circular. La concienciación sobre la importancia de separar los residuos correctamente, así como apostar por productos reutilizables y reducir el consumo son acciones que impactan de manera muy positiva en el medio ambiente cuando se realizan de manera colectiva. Por eso, modernizar y ayudar a poner estas prácticas en marcha en el medio rural también es una forma de favorecer el cambio.

 

En conclusión, para implementar la economía circular en todos los ámbitos se necesita invertir en las zonas rurales. Estas son las más afectadas por la falta de infraestructuras que les permitan cambiar a un modelo económico más sostenible, por lo que el compromiso y la implicación políticos y sociales son fundamentales. De esta forma, apostar por la igualdad territorial, la creación de empleo verde y la conciencia social no solo promueve la transición ecológica, también beneficia al medio rural.

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