La inflación acumulada, la vivienda disparada y los salarios estancados están empujando a miles de familias asturianas a un precipicio económico del que ya no pueden escapar.
Asturias lleva años avisando, aunque en voz baja. Los precios suben, los salarios no acompañan, y miles de personas que siempre se han considerado clase media, con trabajos estables y vidas aparentemente “ordenadas”, viven hoy con una angustia creciente: la de no llegar a fin de mes pese a trabajar más que nunca.
Es un fenómeno silencioso, pero demoledor: la clase media asturiana se está deslizando hacia la clase baja. Y lo está haciendo más rápido de lo que nadie quiere admitir.
La cesta de la compra, convertida en un artículo de lujo
Asturias tiene una de las inflaciones más altas de España. Solo en 2024, el IPC regional subió un 3,1%, pero lo grave no está en la cifra anual:
lo grave es el efecto arrastrado de los últimos cinco años, que ha triturado la economía doméstica.
En España, los alimentos y bebidas no alcohólicas han subido un 34,3% desde 2020. Y algunos productos básicos han alcanzado cifras directamente indecentes:
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Huevos: +69,5%
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Aceites de girasol: +65%
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Chocolate: +62%
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Pollo, frutas y verduras: entre +20% y +35%
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Pescado fresco: inasumible para muchísimas familias
En Asturias, en 2024, los alimentos siguen subiendo por encima de la media nacional.
El resultado es evidente, aunque nadie quiera ponerle nombre:
la alimentación equilibrada se ha convertido en un lujo para miles de familias trabajadoras.
Hoy, en Asturias, muchas personas abren la nevera y hacen una pregunta que jamás pensaron que tendrían que hacerse:
“¿Qué puedo permitirme hoy? ¿Qué puedo comprar sin que me reviente el presupuesto?”
Hipotecas y alquileres disparados: medio sueldo para tener un techo
La vivienda está siendo la otra gran trituradora.
En Oviedo, los precios de alquiler han subido alrededor de un 20–22% desde 2019.
Un piso medio de 70 m² costaba unos 510 euros antes de la pandemia.
Hoy ronda los 620 euros, sin contar suministros.
Para quien cobra 1.000–1.200 euros mensuales —una realidad para miles de asturianos— esto significa que entre el 40% y el 60% del sueldo se va solo en tener un techo.
Las hipotecas tampoco se quedan atrás.
Familias que firmaron con intereses bajos están hoy pagando entre 120 y 250 euros más al mes tras las subidas del euríbor.
De repente, vivir se ha convertido en un problema matemático.
Salarios nominalmente “dignos”, pero en la práctica insuficientes
España presenta un salario medio bruto de algo más de 2.300 euros al mes —2.273 euros en 2023 y unos 2.385 euros en 2024, según el INE—, cifras que sobre el papel podrían sonar razonables.
Pero esa media es engañosa: no significa que la mayoría cobre eso, sino que hay una minoría con sueldos altos que tira de la cifra hacia arriba. De hecho, los datos oficiales muestran que alrededor del 30% de los asalariados gana menos de 1.535 euros brutos al mes, es decir, bastante menos de esos “2.300” que se repiten en los titulares. Para muchísima gente en Asturias, eso se traduce en sueldos que rondan los 1.000–1.200 euros netos al mes, claramente insuficientes cuando el alquiler se come la mitad del ingreso y la cesta de la compra se ha disparado.
Y con ese dinero, en Asturias, no se llega a una vida básica digna:
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Vivienda: 600–700 €
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Supermercado: 250–350 €
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Luz + gas + agua: 100–150 €
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Gasolina / bus: 50–100 €
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Teléfono e internet: 40–60 €
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Imprevistos: ninguno, porque no hay margen
Lo que queda al final de mes es una palabra que da vértigo: cero.
Uno de cada cuatro asturianos ya roza la pobreza
Los números lo dejan claro:
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25,3% de los asturianos está en riesgo de pobreza o exclusión social.
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Eso son 254.000 personas, muchas de ellas con trabajo, estudios y hogar.
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La cifra es peor que la de la crisis de 2008.
La pobreza ya no tiene el aspecto que tenía antes.
No es solo paro, marginalidad o exclusión social visible.
Ahora es una mujer que trabaja en un comercio y no puede comprar fruta fresca.
Es un hombre con empleo estable que come arroz y pasta cuatro días a la semana.
Es una familia que apaga la calefacción y usa mantas.
Es un padre que compra la carne más barata porque la buena se ha convertido en un lujo.
Es una persona que mete en la calculadora el precio del pan.
La pobreza ahora va en coche al trabajo.
La pobreza ahora paga impuestos.
La pobreza ahora abre LinkedIn.
Y la pobreza, hoy, tiene rostro de clase media asturiana agotada.
¿Estamos a tiempo de frenar la caída?
Asturias se enfrenta a un escenario muy peligroso:
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Salarios que no suben al ritmo del coste de vida
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Una alimentación que deja de ser equilibrada
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Una vivienda que consume la mitad del sueldo
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Una clase trabajadora exhausta, sin ahorros ni colchón
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Una brecha creciente entre lo que se gana y lo que cuesta vivir
Si esto sigue así, el concepto “clase media” será un recuerdo nostálgico.
Lo que describe mucha gente —lo que describes tú, Roberto— no es un mal mes.
Es un cambio estructural:
La clase media asturiana se está derrumbando económicamente.
Y la pregunta que resuena en miles de casas, semana tras semana, es tan simple como devastadora:
“¿Cómo se supone que tenemos que vivir así?”
