Turistas para matar: la Fiscalía italiana investiga a millonarios europeos que pagaron por disparar a civiles en Sarajevo

Turistas para matar: la Fiscalía italiana investiga a millonarios europeos que pagaron por disparar a civiles en Sarajevo

Durante el asedio de Sarajevo, entre 1992 y 1996, adinerados europeos y norteamericanos habrían pagado fortunas para participar en “safaris humanos”, apostándose junto a milicianos serbobosnios para matar a hombres, mujeres y niños como si fueran piezas de caza. Treinta años después, Italia abre una investigación que podría sentar en el banquillo a los primeros depredadores humanos de la historia reciente de Europa.

La Fiscalía de Milán ha abierto una investigación que podría destapar uno de los episodios más atroces y repugnantes de la guerra de Bosnia: la existencia de “safaris humanos” durante el asedio de Sarajevo, en los que millonarios sin escrúpulos habrían pagado grandes sumas de dinero para viajar a la capital bosnia y matar civiles indefensos por diversión.

El caso, que hasta hace poco parecía fruto de rumores imposibles de verificar, ha saltado a la primera línea judicial tras la presentación de un dosier de 80 páginas elaborado por el escritor y periodista italiano Ezio Gavazzeni, que ha recopilado testimonios, datos y perfiles de los presuntos participantes.

La investigación judicial apunta a la posible participación de ciudadanos italianos, aunque también se mencionan extranjeros procedentes de otros países europeos y norteamericanos. Gavazzeni insiste en que no ha encontrado indicios de participación española.

Matar por deporte: la experiencia oscura que estos millonarios buscaban

Según la denuncia que analiza la Fiscalía, estos “turistas de sangre” viajaban desde ciudades del norte de Italia hasta Trieste, donde partían hacia Belgrado y, finalmente, eran conducidos a las colinas que rodean Sarajevo, en aquel momento controladas por milicias serbobosnias.

Allí, en posiciones de francotiradores, se les ofrecía la posibilidad de disparar a civiles que cruzaban calles, plazas o avenidas de la ciudad sitiada. El precio del “paquete de fin de semana” equivaldría hoy al coste de un piso de dos dormitorios en Milán, entre 250.000 y 300.000 euros.

Había incluso un tarifario macabro:

  • Los niños eran considerados “las piezas más valiosas”.

  • Le seguían los hombres, sobre todo si vestían uniforme.

  • Después las mujeres.

  • Los ancianos, según algunos testimonios, “no tenían precio”: se les podía matar sin coste adicional.

No se trataba de sicarios ni de combatientes: eran aficionados a la caza, ricos, respetados en sus comunidades, amantes de las armas, que buscaban, literalmente, un chute de adrenalina imposible de obtener en sus vidas cotidianas.

Tras un fin de semana asesinando civiles, volvían a casa el lunes, a sus empresas, a sus familias, a sus clubes sociales, sin que nadie supiera lo que habían hecho.

Sarajevo: una ciudad secuestrada convertida en coto de caza

El asedio de Sarajevo duró 1.425 días, convirtiéndose en uno de los más largos y crueles de la historia moderna de Europa. La ciudad estuvo cercada por francotiradores y artillería, que disparaban contra cualquier persona que se moviera, fuera un adulto o un niño que iba al colegio.

Más de 11.500 civiles, entre ellos 1.600 niños, fueron asesinados durante el asedio. Una parte significativa murió por disparos de francotiradores situados en las colinas que rodeaban la ciudad, en puntos como la conocida “Avenida de los Francotiradores”, donde cruzar la calle significaba jugar a la ruleta rusa con la muerte.

Ahora, lo que se investiga es si algunos de esos tiradores no eran soldados, sino turistas de lujo que pagaban por experimentar la sensación de matar.

Una investigación con nombres, perfiles y un patrón inquietante

El dosier entregado por Gavazzeni revela un perfil común entre los sospechosos:

  • hombres muy ricos,

  • respetados profesionalmente,

  • conectados con ambientes elitistas,

  • aficionados a las armas,

  • sin motivaciones políticas extremistas,

  • y con una clara adicción al riesgo y la adrenalina extrema.

Algunos incluso se jactaron en círculos privados de haber participado en estos safaris humanos.

Hay nombres, aunque por ahora se mantienen en secreto para no comprometer la investigación. Gavazzeni afirma que varios de estos individuos siguen vivos, y confía en ver al menos a dos o tres sentados en el banquillo.

Testimonios que no se pueden seguir ignorando

Durante los juicios del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, algunos testigos ya hablaron de “turistas tiradores”. Uno de los más citados fue un exmarine estadounidense que colaboró como voluntario en Sarajevo y que afirmó haber visto a extranjeros “que venían a disparar a civiles como entretenimiento”.

Tras el estreno del documental “Sarajevo Safari” en 2022, dirigido por el esloveno Miran Zupanič, las acusaciones tomaron cuerpo: militares, exagentes y testigos de la época confirmaban que hubo extranjeros disparando desde posiciones de francotiradores.

Aquel documental fue la chispa que reabrió el caso. Gavazzeni recogió el relevo y llevó el material ante fiscales italianos.

Italia tira del hilo: ¿puede haber más países implicados?

Además de la Fiscalía de Milán, autoridades bosnias han anunciado que reexaminarán documentación archivada hace años. En Estados Unidos, una congresista ha pedido investigar si ciudadanos norteamericanos participaron en estos “safaris”.

Si se confirma la participación de extranjeros que pagaron por matar civiles, estaríamos ante uno de los episodios más infames de la Europa de finales del siglo XX, con ramificaciones internacionales y un precedente que podría reabrir numerosos procesos judiciales.

La pregunta que ya no puede posponerse

Si esta investigación demuestra su veracidad —aunque solo sea parcialmente—, Europa tendrá que enfrentarse a una verdad insoportable:
que durante la peor guerra del continente desde 1945, algunos multimillonarios cruzaban fronteras para matar niños por entretenimiento.

No por ideología.
No por odio étnico.
No por una causa militar.
Por diversión.

Personas con dinero, reputación y vidas acomodadas que habrían decidido convertirse en depredadores humanos durante un fin de semana y luego volver a sus mansiones sin que sus esposas, hijos o socios supieran qué habían hecho en realidad.

Esas personas —si se confirma lo ocurrido— no solo no merecen impunidad: no merecen caminar entre nosotros sin responder por ello ante un tribunal.

El horror del asedio de Sarajevo ya era inimaginable. Este nuevo capítulo, si se demuestra, es aún peor: sería la prueba de que hubo quien, desde la comodidad de su riqueza, pagó por participar en una cacería humana real en pleno corazón de Europa.

Y eso, en 2025, ya no se puede esconder bajo la alfombra.

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