Recetas de una abuela asturiana: La Receta Suprema de Pitu de Caleya de la abuela Balbina

Recetas de una abuela asturiana: La Receta Suprema de Pitu de Caleya de la abuela Balbina

“Bueno, mi cielinos, escuchad… Que hoy, con esto de que van cerrar a los pitus, digo yo: ‘¡Balbina, aprovecha agora, que igual mañana te piden la hipoteca pa comprar medio pitu!’
Asina que voy poneme a facer el pitu de caleya más rico, más auténtico y más asturiano que probasteis nunca. Y al que nun-y guste, pues que vaya a la playa de San Lorenzo a refrescarse, que pa eso ta allí.”

Ingredientes (pa 6 o 7 comensales famélicos)

El pitu:

  • 1 pitu de caleya auténticu, mínimo 2,5 – 3 kg, que se note que vivió bien, corrió por los praos y que te mire con cara de “qué vas facer conmigo”.

  • Sangre del propio pitu (si se tien, opcional, pero da gloria bendita).

El adobu:

  • 6 dientes de ajo gordinos.

  • 1 vaso de vino blanco o sidra (la abuela dice: “mejor sidra, que ye nuestra”).

  • 1 cucharadada de pimentón dulce y un poco del picante “pa dar gracia”.

  • Sal gorda y pimienta negra recién machacada en el morteru.

Pa’l guisu:

  • 2 cebollas hermosas, “de les de llorar como una magdalena”.

  • 2 zanahorias grandes.

  • 1 puerro.

  • 1 tomate bien maduru.

  • 1 hoja de laurel.

  • 1 chorrín de coñac o brandy.

  • 1 vaso de vino tinto.

  • 1 litro de caldo de gallina bueno (si ye casero, mejor; si no, la abuela te riñe).

  • Aceite de oliva del bueno.

  • Un poco de tocín o jamón pa dar saborín.

Pa acompañar:

  • Patatines fritos gordinos, o arroz blanco, o un cacho pan pa mojar, pero mojar a lo bestia.

Elaboración paso a paso, como manda La Santina

1. Adobar el pitu

“Esto ye sagrao”, dice la abuela.

  • Trocea el pitu en pedazos grandes.

  • Machaca los ajos, mézclalos con la sidra o el vino, el pimentón, la sal y la pimienta.

  • Embadurna bien el pitu y déjalo reposar toda la noche.
    “No seáis vagos, que les coses bones llevan tiempo.”

2. Dorar el pitu como Dios manda

  • En una pota grande (de hierro si tienes), pon abundante aceite.

  • Dora bien los trozos por todos los lados.

  • Saca y reserva.

La abuela siempre dice:
“Que quede tostadín, que eso da gustu. Si no lo doráis, os lo recalco yo con la sartén.”

3. Hacer el sofritín

  • En ese mismo aceite añade cebolla, puerro y zanahoria cortado todo bien fino.

  • Pocha con calma, sin prisas.

  • Cuando esté blandín, añade el tomate y deja que se haga despacio.

Balbina comenta, mientras revuelve:
“Esto lleva paciencia, como la vida… pero acaba saliendo bien, ya veréis.”

4. Momento del chup-chup glorioso

  • Añade el pitu dorado.

  • Mete el brandy y flambéalo si eres valiente —la abuela dice: “si no te atreves, nun pasa nada; pero nun quemes la cocina, eh”.

  • Añade el vino tinto y deja evaporar un poco.

  • Cubre con el caldo.

  • Añade el laurel, un poco de tocín o jamón, y si tienes, un chorrín de la sangre del pitu, que espesa y da un saborín inolvidable.

Tiempo de guisu:

  • Entre 2 horas y media y 3 horas a fuego lento, removiendo de vez en cuando.

  • Si la salsa espesa mucho, añade caldo.

  • Si queda líquida, la abuela dice: “déjalo un ratín más, nun tengáis prisa”.

5. Ajustar y servir como reyes

  • Corrige sal.

  • Quita el laurel.

  • Sirve con patatines fritos gruesos, arroz o pan para mojar.

  • La salsa debe quedar oscura, brillante y densa, como un guisín de los de antes.

El consejo final de la Abuela Balbina

“Cocinadlo con amor, cielinos.
El pitu así lleva trabajo, pero luego en la mesa todo el mundo calla, y yo digo siempre: ‘Cuando callan todos, Balbina triunfa’.
Y acordaos: hacedlo agora que entá nun ta a precio de ribera… ¡que como siga la cosa, van poner lazos en los pitus como si fueran joyas!”

 

 

“Bueno, mis amores… yo voy recoger la cocina, que quedó como si hubiera pasao un temporal.
Cuidadme el estómagu, comed bien, y cuando hagáis esta receta, mandadme una foto, que me da un gustirrinín ver el pitu bien preparáu…

¡Hale, marcho que tengo que ir a tender, que nun se va secar solo!
Un abrazón de la vuestra Balbina, que vos quiere más que a un culín de sidra fresca.

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