Una banda de dominicanos afincada en Gijón ofrecía “vuelcos”, “amarres” y “dar piso” a otras mafias. La Policía abortó su último encargo: cobrar por la fuerza una deuda en Toledo. Hubo nueve disparos, un muerto, tres heridos y una revelación inquietante: el crimen organizado ya se ofrece como un servicio “a la carta”.
La historia suena a guion de serie, pero ocurrió este domingo. Cuatro hombres salieron de Gijón rumbo a Toledo con un encargo muy claro: “cobrar” por segunda vez una deuda de droga. Iban armados con pistolas Glock, listos para secuestrar o ejecutar al moroso.
Eran parte de una banda de dominicanos que había convertido el crimen en un negocio: ofrecían servicios por catálogo a otras organizaciones del narcotráfico. El nombre del modelo ya circula en los informes policiales: “Crime as a Service” (CaaS). Crimen como servicio. O, como lo llaman ellos, “trabajo limpio y pagado al contado”.
La base: Gijón, refugio discreto del crimen itinerante
Asturias parecía el escondite perfecto: una zona “menos sensible, menos vigilada” y con buena red de autopistas para moverse sin levantar sospechas. En Montevil, entre un bar anodino de la calle Ramón Areces y un piso en Marqués de Casa Valdés, la banda tenía su base operativa.
Nadie imaginaba que allí se estaba gestando una red criminal de alquiler. Los vecinos solo recuerdan “los cochazos” de lujo que aparecían de vez en cuando. “Eran coches grandes, nuevos, llamativos. Pero como abrían el bar, nadie pensó nada raro”, cuentan en el barrio.
La operación Transporte: cuando el crimen se volvió empresa
La UDYCO Central, junto a la unidad de Gijón, llevaba meses tras ellos. Los agentes les seguían el rastro desde su primer viaje a El Casar de Escalona (Toledo), donde negociaron con un narco deudor. Le dieron una prórroga. Un error fatal.
El domingo, decididos a cobrar por la fuerza, salieron de Gijón al amanecer.
El seguimiento policial fue minucioso. Cuando los vehículos sospechosos se acercaban al pueblo, los agentes de paisano se interpusieron con dos coches camuflados.
Los dominicanos abrieron fuego. Nueve disparos. Los GEO respondieron.
Cuando el humo se disipó, uno de los narcos estaba muerto, tres más heridos. Ningún agente resultó alcanzado.
“Vuelcos”, “amarres” y “dar piso”: el nuevo menú del crimen
Lo que la investigación destapó va mucho más allá de un tiroteo. Esta banda ofrecía “vuelcos” (robos de droga a otros narcos), “amarres” (secuestros exprés), “dar piso” (ejecutar por encargo) y cobros violentos de deudas.
Sus servicios se ofrecían a mafias españolas, colombianas y marroquíes, y cobraban en efectivo o con droga. No formaban parte de ningún cártel: eran un servicio freelance del crimen, listos para trabajar para quien mejor pagara.
Los investigadores hallaron armas cortas, teléfonos encriptados, documentación falsa y relojes de alta gama.
Todo apunta a un modelo criminal más sofisticado: una red sin territorio, pero con cartera de clientes.
Gijón, epicentro inesperado de una red nacional
El impacto en Asturias ha sido mayúsculo. Nadie esperaba que la primera “empresa del crimen” en España tuviera su cuartel en el corazón de Gijón.
Los tres detenidos en la ciudad pasarán este miércoles a disposición judicial en Oviedo. La Policía sigue analizando los registros en Montevil y La Arena, donde encontraron material electrónico y restos de droga.
Fuentes de la investigación reconocen que Asturias no era su mercado, sino su refugio estratégico.
“Era el sitio ideal para esconderse. No tenían enemigos, no había vigilancia, y desde aquí podían moverse por todo el norte sin que nadie sospechara”, explican fuentes próximas al caso.
Un nuevo patrón de amenaza: el crimen a demanda
El caso, bautizado como Operación Transporte, ha encendido las alarmas en Interior.
Por primera vez, la Policía detecta una estructura de crimen subcontratado en España:
una especie de “mercenario criminal”, con sueldos, encargos y protocolos de actuación.
Los investigadores temen que este modelo se expanda, igual que ocurrió con las mafias de Europa del Este hace una década.
“No son solo narcos: son ejecutores profesionales. Pueden pasar de un vuelco en Valencia a un amarre en Galicia en cuestión de horas”,
advierten fuentes policiales.
La gran pregunta
El tiroteo en Toledo no solo deja un muerto: deja un aviso.
El crimen organizado en España ha cambiado de piel.
Ya no necesita controlar barrios o puertos. Solo necesita un grupo dispuesto a hacer el trabajo sucio a cambio de un pago rápido.
Y el rastro de esa nueva forma de delincuencia empezó, silenciosamente, en Gijón.
El descubrimiento de esta red marca un antes y un después en la historia del crimen en España.
El país ya no enfrenta solo a los narcos tradicionales, sino a “empresas criminales” que venden violencia al mejor postor.
Y su primer despacho, irónicamente, no estaba en Marbella ni en Madrid, sino en Gijón.
