El Cantábrico ya tiene sus primeras áreas clave para tiburones y rayas gracias a investigadores de la Universidad de Oviedo

El Cantábrico ya tiene sus primeras áreas clave para tiburones y rayas gracias a investigadores de la Universidad de Oviedo

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza reconoce oficialmente las zonas Avilés-Colunga y Bermeo como Áreas de Importancia para Tiburones y Rayas (ISRAs), un paso decisivo en la protección de especies amenazadas en el Atlántico europeo.


El Cantábrico acaba de entrar en el mapa mundial de la conservación marina. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha reconocido por primera vez dos Áreas de Importancia para Tiburones y Rayas (ISRAs) en la costa norte española: Avilés-Colunga (Asturias) y Bermeo (Euskadi). Ambas han sido identificadas gracias al trabajo de un equipo multidisciplinar de la Universidad de Oviedo, dentro del proyecto The.SHARK-RAY.map, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

En total, la UICN ha catalogado 124 áreas importantes en el Atlántico europeo, además de 5 candidatas y 30 zonas de interés. De ellas, 34 están en aguas españolas, lo que representa nada menos que el 27% del total, consolidando a España como uno de los países con mayor compromiso en la protección de estas especies amenazadas.

Avilés-Colunga, un corredor vital para especies en peligro

Las ISRAs se definen como áreas tridimensionales donde los tiburones y las rayas realizan funciones esenciales para su supervivencia: reproducción, alimentación o refugio. En el caso de la franja Avilés-Colunga, los investigadores han documentado la presencia de especies tan emblemáticas como la tintorera (Prionace glauca), el cazón (Galeorhinus galeus), el alitán (Scyliorhinus stellaris), el cailón (Lamna nasus) o el angelote (Squatina squatina), este último en peligro crítico de extinción.

La investigadora Laura Miralles, de la Universidad de Oviedo, explica que “la identificación de estas áreas es fruto de un trabajo conjunto entre científicos, pescadores y ciudadanía”. De hecho, buena parte de los datos provienen de proyectos de ciencia ciudadana, como el de recolección de huevos de tiburones y rayas, fotografías de buceadores y vídeos aportados por observadores anónimos. “Sin la colaboración de la gente del mar —añade Miralles— no habríamos podido trazar el mapa que ahora reconoce la UICN”.

Un puente entre la ciencia y la gestión pesquera

Aunque las ISRAs no implican de momento una protección legal directa, constituyen un puente entre la investigación científica y la gestión pesquera sostenible. Permiten identificar zonas prioritarias y facilitan la aplicación futura de medidas de conservación basadas en evidencia científica.

El proyecto The.SHARK-RAY.map, coordinado por los profesores Yaisel Borrell y Laura Miralles, tiene precisamente ese objetivo: desarrollar herramientas científicas y educativas para avanzar hacia una gestión sostenible de las pesquerías artesanales. En él participan asociaciones como Catsharks, Mako Pako y Surfistas Vigilantes del Mar, junto a expertos del Shark Specialist Group (SSG) de la UICN.

El mar Cantábrico, laboratorio vivo de biodiversidad

El reconocimiento de Avilés-Colunga y Bermeo se suma al de los Cañones de Cap Bretón, frente a las costas del País Vasco y Francia, completando así el triángulo cantábrico de mayor relevancia ecológica para los elasmobranquios. Estas zonas albergan también especies tan singulares como el solrayo (Odontaspis ferox), la manta cornuda (Mobula tarapacana) o la mantelina (Gymnura altavela).

Para los investigadores asturianos, el éxito de esta declaración supone un punto de inflexión en la gestión marina en España, y refuerza el papel del Principado en la conservación de su biodiversidad. “El Cantábrico es mucho más que un mar de pesca: es un ecosistema que necesita equilibrio y conocimiento para sobrevivir”, concluye Miralles.

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