Lucía Pérez, profesora querida y referente vecinal en Granda, símbolo de entrega y cercanía

Lucía Pérez, profesora querida y referente vecinal en Granda, símbolo de entrega y cercanía

Lucía Pérez tenía 45 años y ejercía la docencia con esa mezcla de vocación y paciencia que dejaba huella en cada alumno. Era madre de dos niñas y, para muchos en la parroquia de Granda y en la comunidad educativa gijonesa, un ejemplo de mujer trabajadora, alegre y siempre dispuesta a tender la mano. La conmoción por su pérdida ha desbordado las aulas, las redes sociales y las calles de su barrio, donde se multiplican las muestras de respeto y cariño hacia quien todos describen como “pura luz”.

Una vida volcada en los demás

Colegas de profesión y familias de alumnos coinciden en destacar su trato cercano, su manera de implicarse en la educación como algo más que un oficio y su capacidad para generar confianza. En Granda, donde residía desde hacía años, se la reconocía como una vecina siempre presente, comprometida con la vida comunitaria y con la crianza de sus hijas.

La conmoción de una parroquia tranquila

El dolor de su pérdida se ha extendido con rapidez por toda la zona rural de Gijón. Granda, acostumbrada al sosiego de sus caminos, se encuentra ahora marcada por un vacío difícil de explicar. Los mensajes de condolencia no dejan de crecer en redes sociales y medios locales, donde se la recuerda como “gran profesional, gran madre y mejor persona”.

El accidente y sus consecuencias

La noticia de su fallecimiento, tras un accidente doméstico en el portón de su casa, sacudió ayer a Asturias. Pero más allá del suceso puntual, lo que emerge hoy es la reflexión sobre cómo una vida cotidiana, con sus rutinas sencillas, puede truncarse de forma tan inesperada. Vecinos y amigos reconocen que el hallazgo fue un golpe que todavía no asimilan.

Más que una despedida

Lucía no era solo una profesora: era un pilar silencioso en su comunidad. Su ausencia deja a dos niñas huérfanas, pero también a un barrio entero con la sensación de haber perdido a alguien imprescindible. En medio de la tristeza, queda el testimonio de quienes la conocieron: una mujer que enseñaba con el ejemplo, que irradiaba cercanía y cuya memoria se ha convertido ya en parte del alma de Granda.

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