Treinta y cuatro familias al borde del paro: Windar activa un ERTE en Avilés mientras la eólica asturiana entra en su mayor bache en dos décadas

Treinta y cuatro familias al borde del paro: Windar activa un ERTE en Avilés mientras la eólica asturiana entra en su mayor bache en dos décadas

Asturias vuelve a recibir un mazazo industrial. A partir del 1 de octubre, 34 trabajadores de Windar Offshore, Tadarsa Eólica y Dacero entran en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que podrá prolongarse, según los acuerdos firmados, hasta diciembre de 2026. La medida llega en un contexto crítico: la falta de pedidos inmediatos ha dejado a las plantas avilesinas sin apenas carga de trabajo y amenaza con ampliarse en los próximos meses a más empleados.

Un respiro corto que se agota

De momento, los afectados son 15 de Windar Offshore, 12 de Dacero y 7 de Tadarsa Eólica. Los sindicatos han exigido que la regulación se aplique de forma rotatoria para repartir el golpe entre toda la plantilla. La empresa, por su parte, garantiza complementos para que la prestación por desempleo no suponga una pérdida drástica de ingresos, además del cobro íntegro de pagas extras, vacaciones y antigüedad.

Pero la foto es inquietante: en Tadarsa, por ejemplo, no hay contratos firmados para 2026, y los encargos actuales se terminan en unos meses. El propio grupo ya anticipó en primavera que tendría que recurrir al ERTE, aunque solo ahora ha activado la medida.

El espejo de ArcelorMittal

El parón de Windar no es un caso aislado. Asturias arrastra un ciclo industrial adverso: ArcelorMittal ya aplicó un ERTE nacional por la caída de demanda y los altos costes energéticos y de emisiones, que afectó a miles de empleados. El sector metalúrgico y siderúrgico en la región sufre el mismo frenazo que golpea a la eólica: menos pedidos, márgenes reducidos y exceso de capacidad instalada.

Una crisis global de la eólica

El viento sopla en contra también a nivel internacional. Siemens Gamesa y otros gigantes del sector acumulan pérdidas por sobrecostes en proyectos de eólica marina, lo que ha ralentizado inversiones y encargos. En 2024, la nueva capacidad eólica marina instalada cayó un 26 % en Europa. El resultado: menos contratos inmediatos para proveedores como Windar, que han pasado en apenas un año de crecer a todo ritmo a verse sin proyectos en cola.

Luz al final del túnel

El problema es coyuntural, pero no estructural. Los analistas del sector prevén que entre 2025 y 2034 la potencia conectada en eólica marina se duplicará, gracias a contratos de futuro (CfD, PPA) que empiezan a cerrarse en Reino Unido, Alemania o Francia. En Polonia, donde Windar construye una nueva planta XXL en Szczecin con 450 empleos previstos, la capacidad productiva apunta a cubrir parte de esa futura avalancha de proyectos.

En Avilés, la compañía también anunció en 2024 la construcción de una nueva fábrica de monopiles con una inversión de más de 130 millones de euros y hasta 600 empleos. Pero ni esa planta ni la polaca estarán a pleno rendimiento antes de 2026. Hasta entonces, el valle de trabajo es profundo.

Familias contra la incertidumbre

Mientras tanto, treinta y cuatro familias asturianas ven cómo este octubre arranca para ellas con incertidumbre laboral. La plantilla de Windar, que hace apenas unos años era símbolo de la pujanza industrial y de la entrada de Asturias en la liga mundial de la eólica marina, se enfrenta ahora al mayor bache de su historia reciente.

El mensaje de los sindicatos es claro: si no llegan contratos, habrá más afectados. Y aunque la empresa subraya que el ERTE se pactó con “transparencia y diálogo social”, en la calle la sensación es otra: que la transición energética, tan prometida, se está quedando corta de viento justo en el lugar que más lo necesita.

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