Tragedia en Granda: una profesora de 45 años muere golpeada por el portón automático de su casa

Tragedia en Granda: una profesora de 45 años muere golpeada por el portón automático de su casa

Una mañana tranquila en el barrio de La Folguera se tornó en conmoción absoluta tras hallarse el cuerpo de una vecina muy querida, madre de dos niñas, víctima de un accidente doméstico inesperado y mortal.

 

El silencio de la parroquia de Granda, en la zona rural de Gijón, se quebró ayer con la noticia más dolorosa. Una mujer de 45 años, profesora de profesión y madre de dos hijas pequeñas, perdió la vida al ser golpeada en la cabeza por el portón automático de su vivienda, situada en el camino de la Monja.

Fue un vecino, que paseaba temprano por la zona, quien dio la voz de alarma. Eran poco más de las nueve de la mañana cuando, al pasar frente a la entrada de la casa, descubrió el cuerpo inmóvil tendido en el suelo. Corrió a avisar a familiares cercanos de la víctima y, acto seguido, a los servicios de Emergencia.

Los primeros equipos en llegar —Policía Nacional, Policía Local y bomberos— se encontraron con una escena que heló la sangre a todos: la mujer ya había fallecido, sin que las maniobras de los sanitarios pudieran revertir la situación. A falta de la confirmación oficial de la autopsia, las primeras pesquisas apuntan a que el accidente ocurrió horas antes del hallazgo.

Un portón defectuoso convertido en trampa mortal

Según fuentes de la investigación, la puerta metálica automática que daba acceso a la vivienda presentaba problemas en su mecanismo. Algunas piezas del motor se habían soltado, dificultando su funcionamiento. La mujer, al parecer, intentó arreglarlo por su cuenta. En ese momento, la pesada hoja de hierro se liberó de golpe y la golpeó en la sien, provocándole la muerte en el acto.

Aunque los bomberos llegaron bajo la sospecha de que pudiera estar atrapada, comprobaron rápidamente que no lo estaba. La violencia del impacto bastó para arrebatarle la vida.

Conmoción en la parroquia

Vecinos y amigos aún no dan crédito a lo ocurrido. “Era de aquí de toda la vida, siempre con una sonrisa y con sus hijas. Esto es una desgracia enorme, estamos todos destrozados”, lamentaba un residente de La Folguera mientras la noticia corría de boca en boca.

La víctima residía desde hacía años en esa casa, rodeada de familiares muy próximos. Su muerte no solo deja un vacío en la comunidad educativa de Gijón, donde trabajaba como profesora, sino que también ha golpeado con fuerza a la pequeña parroquia rural, acostumbrada a la tranquilidad de los caminos poco transitados.

“Por aquí apenas pasa gente, y menos un domingo a primera hora”, recordaba otro vecino. Esa circunstancia explicaría que el hallazgo del cuerpo no se produjera hasta varias horas después del fatal accidente.

Una despedida inesperada

La tragedia ha dejado huérfanas a dos niñas pequeñas que en el momento del accidente no se encontraban en la vivienda. El dolor por la pérdida se mezcla con la incredulidad de quienes la conocían de toda la vida y ahora se preguntan cómo pudo una tarea doméstica rutinaria convertirse en un suceso tan devastador.

La investigación policial continúa, a la espera del informe forense definitivo, pero en Granda ya nada volverá a ser igual. Una puerta averiada, un descuido fortuito y un golpe fatal han apagado para siempre la vida de una mujer querida, trabajadora y madre, cuya ausencia deja una herida imborrable en su familia y en toda la parroquia.

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