Veintiún espacios y casi cuarenta actividades gratuitas transformaron la ciudad en un circuito cultural vibrante con música, exposiciones, teatro y performance.
Una ciudad encendida por el arte
Gijón volvió a demostrar que la cultura también puede marcar la agenda nocturna. La nueva edición de la Noche Blanca desplegó un programa con 21 sedes y casi 40 actividades gratuitas, que abarcaron desde conciertos y performances hasta talleres familiares, visitas guiadas y estrenos expositivos.
El Ayuntamiento reforzó la experiencia con un bus cultural que enlazaba los principales espacios, facilitando la movilidad de un público numeroso y heterogéneo que convirtió la cita en un recorrido urbano de alta intensidad cultural.
Música para abrir y cerrar la noche
El arranque fue a lo grande en la Plaza del Instituto (Parchís) con el directo de Puño Dragón a las 20:00, una banda asturiana de rock alternativo que prendió la mecha sonora de la velada. El broche final llegó a medianoche en el Centro de Cultura Antiguo Instituto con Playback Maracas, un dúo de electrónica inmersiva que convirtió el cierre en una pista de baile colectiva.
En medio, las notas se repartieron por otros espacios: Mento Hevia llevó su música a la exposición Studiolo en el Antiguo Instituto y Tania Pereira ofreció un concierto íntimo en el Museo del Ferrocarril, tras la visita a los históricos coches salón.
Exposiciones y estrenos
La jornada se nutrió también de estrenos expositivos. El Museo Evaristo Valle inauguró Circum, de Juan Antón, en un programa que incluía acceso libre a sus colecciones y al jardín histórico. La Laboral Centro de Arte activó el ciclo “Omegaville”, una propuesta de cine expandido, teatro de objetos y performance que exploró imaginarios distópicos.
En paralelo, galerías como Bea Villamarín, Aurora Vigil-Escalera, ATM o Llamazares llenaron sus salas con coloquios, visitas comentadas y muestras en vivo, consolidando a la Noche Blanca como el gran escaparate de su temporada.
Performance y artes escénicas
Las artes vivas ocuparon espacios emblemáticos. En las Termas romanas de Campo Valdés, la compañía O Nariz Teatro jugó con la memoria histórica del yacimiento, mientras en el Museo Casa Natal de Jovellanos, la artista Miss Beige presentó Secretos de alcoba (21:00–22:30), una pieza de presencia y silencio cargada de ironía crítica que atrajo a decenas de curiosos.
La performance también se dejó ver en la calle: a eso de las nueve de la noche, el artista Miguel Mingotes intervino en directo en los escaparates de Múgica, dejando como huella una flor y una estrella que muchos fotografiaron como recuerdo de la velada.
Talleres, visitas y públicos nuevos
No todo fueron conciertos o performances. Hubo talleres de yoga y meditación en Espacio Líquido, actividades infantiles como el de títeres en Lasalita, y pintura en directo en La Galería Escondida. Estos formatos familiares ampliaron el rango de públicos y contribuyeron a que la cita funcionara como una fiesta intergeneracional.
Balance: cultura accesible y ciudad activa
Más allá de la asistencia masiva, la edición 2025 deja tres conclusiones:
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Accesibilidad cultural: la gratuidad y la movilidad (bus cultural) rebajaron las barreras de entrada.
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Colaboración público-privada: la Fundación Municipal de Cultura y las galerías demostraron que el trabajo conjunto multiplica el alcance.
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Patrimonio activado: espacios como las Termas romanas o el Museo del Ferrocarril se consolidan como escenarios válidos para las artes vivas.
Gijón, con hambre de cultura
La Noche Blanca volvió a confirmar que Gijón tiene ganas de arte, de día y de noche. Con un programa intenso, diverso y accesible, la ciudad se consolidó como referencia en el calendario cultural asturiano y abrió con fuerza un otoño cargado de citas expositivas y musicales