Mientras miles de ciudadanos esperan semanas para lograr una cita en la Seguridad Social o en Extranjería, un entramado oculto se enriquece revendiendo lo que debería ser un derecho gratuito. Bots, intermediarios y precios desorbitados alimentan un mercado negro que la Policía investiga en toda España.
“Cita garantizada, rápida y segura. Precio a convenir. Pago por Bizum.” El anuncio, discreto, aparece en grupos cerrados de WhatsApp y Telegram. A veces incluso en Instagram, camuflado entre ofertas de segunda mano. Pero lo que se vende no es un objeto, sino un bien público: una cita previa con la administración.
Conseguir una cita para la Seguridad Social o para Extranjería se ha convertido en una odisea. Lo saben bien miles de ciudadanos que pasan horas frente al ordenador, refrescando páginas colapsadas, para acabar siempre con la misma respuesta: “No hay citas disponibles”. Y sin embargo, alguien sí logra acceder a esos huecos. ¿Cómo? A través de mafias digitales que se han especializado en acaparar y revender turnos.
La investigación: un mercado ilegal a plena luz
Durante semanas hemos rastreado este fenómeno. Lo que encontramos es un mercado paralelo perfectamente estructurado:
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Bots que acaparan citas en milésimas de segundo cada vez que la administración libera huecos.
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Intermediarios que las revenden en redes sociales y plataformas de anuncios.
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Precios que oscilan entre 50 y 500 euros, dependiendo de la urgencia y el tipo de trámite.
La víctima más frecuente es el ciudadano extranjero, que necesita renovar un permiso o solicitar asilo en plazos perentorios. Pero también hay españoles que recurren a estos canales ante la imposibilidad de lograr una cita con la Seguridad Social.
Los casos que destaparon el negocio
La Policía Nacional ha destapado en los últimos meses varias redes dedicadas a este tráfico de citas. En Málaga, por ejemplo, se detuvo a un grupo que cobraba 300 euros por gestionar una cita de asilo. En Valencia, otra red revendía turnos de Extranjería por entre 50 y 90 euros. Y en distintas provincias se han desarticulado entramados que operaban con decenas de teléfonos y múltiples cuentas bancarias para blanquear los pagos.
Las investigaciones revelan también otra cara del fraude: la venta de justificantes falsos, que en algunos casos eran presentados por las víctimas en las oficinas para descubrir, demasiado tarde, que la cita no existía.
¿Cómo lo hacen?
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Scraping automatizado: programas que rastrean el sistema oficial y capturan citas en cuanto se abren.
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Canales de reventa: anuncios en redes sociales, chats de Telegram y hasta en portales de compraventa.
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Cobros encubiertos: Bizum, transferencias pequeñas, pagos en efectivo.
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Ofertas falsas: en ocasiones, citas inventadas que nunca aparecen en el sistema.
El colapso que lo hace posible
El desbordamiento de la administración es el caldo de cultivo perfecto. Oficinas sin capacidad, agendas saturadas y aperturas aleatorias de huecos que duran segundos. En ese contexto, los bots se imponen a los ciudadanos comunes, y el hueco se convierte en mercancía.
El resultado: un círculo vicioso. El ciudadano que no logra cita de manera legal acaba desesperado y accede a pagar. Y cuanto más negocio generan las mafias, más sofisticados son sus métodos.
La respuesta oficial
El Ministerio del Interior y la Policía Nacional han recordado en múltiples ocasiones que las citas son gratuitas y han pedido denunciar los fraudes. Algunas oficinas han intentado frenar el mercado con medidas drásticas: sustituir temporalmente el sistema online por citas por teléfono o correo electrónico. Pero el problema persiste.
Fuentes policiales admiten que es una lucha desigual: los sistemas públicos no fueron diseñados para soportar ataques masivos de bots ni para blindarse ante mafias digitales.
Las consecuencias
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Desigualdad: quienes no pueden pagar quedan atrapados en trámites eternos.
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Desprotección: colectivos vulnerables, como migrantes o solicitantes de asilo, son los más perjudicados.
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Desconfianza: se erosiona la credibilidad de los servicios públicos.
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Delito: los implicados se enfrentan a cargos de estafa, falsedad documental y delitos contra la administración.
Una verdad incómoda
La realidad es que en España existe hoy un mercado negro de citas previas que opera a plena luz. Un sistema que convierte la desesperación en negocio y que desnuda las grietas de una administración saturada.
El ciudadano honesto refresca pantallas vacías. La mafia, en cambio, ya ha reservado su hueco. Y lo vende, caro, al mejor postor.
Queda claro que el problema no es solo la picaresca de unos pocos: es la consecuencia directa de un sistema colapsado que, sin reformas profundas, seguirá alimentando a estas mafias digitales.