La Guardia Civil no encuentra rastro de los encapuchados en el crimen de Ribadesella y vuelve a citar a la viuda y a la cuñada

La Guardia Civil no encuentra rastro de los encapuchados en el crimen de Ribadesella y vuelve a citar a la viuda y a la cuñada

La investigación por el brutal asesinato del ganadero riosellano José Antonio Otero Toraño, ‘Toño’, entra en una fase decisiva. Cinco días después del crimen cometido en Cuevas del Agua, la Guardia Civil sigue sin hallar ninguna evidencia objetiva que confirme la presencia de los dos encapuchados que, según la viuda y la cuñada de la víctima, asaltaron la vivienda a plena luz del día y acabaron con la vida del ganadero de 60 años a golpes en la cabeza.

Las pesquisas de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial se centran ahora en despejar un relato lleno de contradicciones. Por ello, tanto la mujer de Otero como su hermana han sido citadas de nuevo a declarar. La jueza instructora de Cangas de Onís ha decretado el secreto de las actuaciones para preservar los atestados policiales y el resultado de la autopsia, que podría incluso completarse con un examen ampliatorio. Por ese motivo tampoco se autorizó la incineración del cadáver, que fue enterrado en Xuncu.

Sospechas y silencios en una aldea con una sola salida

Los investigadores no encuentran respaldo material para la narración del asalto. Ni las cámaras privadas de la zona, ni el análisis de los teléfonos conectados a las antenas, ni siquiera el hecho de que los perros de la finca no ladraran en ningún momento permiten sostener de momento la versión de las dos mujeres. La localidad, además, solo cuenta con un acceso a través de la conocida ‘cuevona’, lo que dificulta aún más imaginar una fuga sin dejar huella.

Mientras tanto, se sigue buscando el arma contundente con la que se produjo la agresión. La víctima presentaba varios golpes en la cabeza y, cuando llegaron los sanitarios del SAMU, ya estaba en parada cardiorrespiratoria sin posibilidad de reanimación.

La versión de la viuda

La pareja de ‘Toño’ mantiene su relato: asegura que los asaltantes entraron pidiendo dinero, que le golpearon también a ella —de hecho, ha presentado parte de lesiones— y que llegaron a cubrir la cabeza del ganadero con una manta, mientras este repetía que no podía respirar. Según su declaración, hablaban en castellano y actuaron con gran violencia.

Sin embargo, las versiones han ido variando con el paso de los días y la ausencia de pruebas físicas refuerza la línea de trabajo de la Guardia Civil: centrarse en el entorno más cercano del fallecido y verificar a fondo las declaraciones.

Una comunidad en vilo

En Ribadesella la consternación sigue viva, pero también crece el escepticismo. Muchos vecinos se preguntan cómo es posible que un asalto en pleno mediodía, en una aldea de acceso único, no deje rastro alguno. La investigación continúa abierta y todo apunta a que la clave estará en lo que logre acreditar la Policía Judicial en los próximos días.

Lo que sí parece claro es que, en este caso, alguien no está diciendo toda la verdad.

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