La tarde del sábado comenzó como tantas otras en el tranquilo paraje rural de La Bérbola, entre El Forcón y Miranda. Pero en cuestión de segundos, la rutina se transformó en tragedia. M. F. O. F., de 66 años, conocido y querido vecino de Miranda, perdió la vida horas después de recibir una cornada mortal a la altura del corazón cuando una de sus vacas, con las que convivía a diario, lo embistió en su propia finca.
El suceso se produjo alrededor de las 16:30 horas, cuando un grupo de reses regresaba al prado del fallecido. Según los primeros indicios, una de ellas lo golpeó con fuerza en el pecho, provocándole graves lesiones torácicas. Los gritos de alarma movilizaron a vecinos y familiares, que pidieron auxilio al 112 Asturias.
Minutos después, una UVI móvil llegó al lugar. Los sanitarios, conscientes de la gravedad de las heridas, optaron por estabilizarlo en el prado, mientras el zumbido del helicóptero medicalizado del SEPA rompía el silencio de la aldea. La operación fue delicada: la aeronave aterrizó a escasos metros de las cuadras, y los efectivos de rescate trasladaron al herido en estado crítico hasta el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en Oviedo.
A pesar de los esfuerzos médicos, el hombre falleció en la madrugada del domingo debido a la gravedad de la cornada. Su muerte ha conmocionado a la comunidad rural de Miranda y El Forcón, donde era muy apreciado. “Era un hombre tranquilo, de los de toda la vida. Querido por todos”, relataba ayer un vecino que segaba hierba a escasos metros del lugar del suceso.
El eco de la tragedia recorrió las redes sociales y los grupos de WhatsApp de la zona en cuestión de horas. Muchos se enteraron por el estruendo del helicóptero, que sobrevoló los prados para evacuar al ganadero. Ayer, la calma de La Bérbola se vio interrumpida por un silencio pesado, apenas roto por el trote de un caballo en las inmediaciones.
El funeral por M. F. O. F. se celebrará hoy a las 17.00 horas en la iglesia de Santo Domingo de Miranda, donde amigos y familiares le despedirán antes de su entierro en el cementerio de Santiago de Ambiedes, en Gozón. Deja esposa y dos hijos, así como un profundo vacío en una comunidad marcada por la cercanía y el trabajo en el campo.
Un recordatorio del peligro silencioso del campo
Los expertos en seguridad rural recuerdan que los accidentes con bovinos son una amenaza real para ganaderos y agricultores. Asturias, una de las comunidades con mayor censo de vacuno de España, registra cada año numerosos incidentes relacionados con reses, algunos de ellos mortales. En este caso, el animal implicado no era de lidia, sino una vaca de explotación ganadera habitual, lo que evidencia el riesgo diario que enfrentan quienes trabajan en el sector.
Ayer, mientras se colocaba una esquela en recuerdo de M. F. O. F. cerca del lugar de los hechos, la escena era un reflejo de la dureza y la belleza del medio rural asturiano: prados verdes, animales pastando, y una comunidad que llora en silencio a uno de los suyos.