La palabra que vence a la muerte, de Rob Riemen

La palabra que vence a la muerte, de Rob Riemen

Occidente ha olvidado lo que significa ser humano. En La palabra que vence a la muerte , Rob Riemen reúne cuatro relatos morales que funcionan como una brújula espiritual para tiempos confusos. Una defensa apasionada de la cultura, la lectura y la dignidad como formas de resistencia frente a la barbarie contemporánea.

 

Por Ignacio Sánchez.-Editorial Taurus anuncia la pulbicación de La palabra que vence a la muerte, escrito por una de las voces más influyentes del humanismo contemporáneo, Rob Riemen. 

En tiempos marcados por el auge de la desinformación, el populismo y la degradación del debate público, Rob Riemen busca rescatar lo esencial de la cultura humanista: la dignidad, la verdad, la justicia y la belleza. La palabra que vence a la muerte (Taurus, 2025) es, en este sentido, un alegato de resistencia cultural y espiritual. Este ensayo se inscribe en la tradición de la gran literatura moral europea y recupera voces de filósofos, escritores y artistas que advirtieron sobre los peligros del totalitarismo y la idolatría de la 'falsa grandeza'. La propuesta de Riemen consiste en un regreso al alma del humanismo —la paideia griega, la formación del espíritu— como único antídoto frente a la “cultura de la muerte” que atraviesa nuestro tiempo.

La palabra que vence a la muerte combina relato, ensayo y meditación filosófica para reflexionar sobre los valores esenciales de la cultura humanista europea. A través de cuatro relatos sobre figuras como Thomas Mann, Janusz Korczak, Saint-Exupéry y George Orwell, Riemen propone una respuesta a los males del presente: la educación del alma, el amor por la verdad y el poder transformador de la palabra.

El primero de los relatos nos lleva a la habitación 111 de un hospital en Zúrich, donde Thomas Mann atraviesa sus últimos días. Lo que podría ser un relato clínico se transforma en una meditación sobre la palabra, el arte y el amor. Allí, entre citas de Schiller, recuerdos de La montaña mágica y la fidelidad silenciosa de Katia, Riemen nos muestra que el escritor alemán murió como vivió: buscando sentido en las palabras, creyendo que el lenguaje —cuando es verdadero— puede ser más poderoso que la propia muerte. Su dedicatoria final, escrita con letra temblorosa, lo resume todo: “Das Wort wird den Tod besiegen” (La palabra vencerá a la muerte). No es un gesto retórico; es un testamento.

Pero el libro no se agota en la figura de Mann. En el segundo relato, Riemen entrelaza tres vidas aparentemente inconexas: la del pedagogo Janusz Korczak, que acompañó a sus huérfanos hasta los trenes de Treblinka sin abandonarlos; la de Antoine de Saint-Exupéry, que escribió El Principito como una carta de amor a la infancia en medio del exilio y la guerra; y la del físico Robert Oppenheimer , padre de la bomba atómica y, al mismo tiempo, atormentado defensor de la responsabilidad moral de la ciencia. Los tres encarnan una paradoja esencial: que incluso en medio del horror, el ser humano puede elegir la dignidad, la compasión, la fidelidad a una ética interior que no se negocia. En ellos, la esperanza no es una consigna sino un acto concreto de resistencia.

El tercer relato es, quizá, el más íntimo y más necesario en tiempos como los nuestros: una defensa feroz y tierna de la lectura. Riemen recupera una vieja historia — un prisionero chino que lee un libro mientras espera ser ejecutado— para desarrollar una idea que atraviesa todo el libro como una corriente subterránea: que leer no es una evasión, sino un modo de habitar el mundo con plenitud. Que cada línea leída, si se hace con verdadera atención, enriquece el alma y nos prepara para vivir —y morir— con conciencia. Leer, en este sentido, no es acumular información, sino practicar una forma de espiritualidad laica. 

Y así llegamos al cuarto y último cuento. Aquí Riemen se enfrenta sin rodeos al presente. No disimula su inquietud: vivimos —sostiene— en una era distópica disfrazada de comodidad. Orwell tenía razón, aunque incluso él se habría sorprendido de lo rápido que llegó el futuro que temía. Riemen denuncia el totalitarismo suave de las pantallas, la vigilancia omnipresente, la erosión del pensamiento crítico, el vaciamiento de las palabras. Y, sin embargo, no se rinde al cinismo. Reivindica a los utopistas, esos que, como OrwellCamus, o incluso Maquiavelo , entendieron que la historia no se mueve solo por fuerzas materiales, sino por ideas. Por ideales. Por visiones que, aunque parezcan ingenuas, son las únicas que pueden romper el ciclo de la decadencia.

La palabra que vence a la muerte no es un libro de historia, ni tampoco un ensayo académico en sentido estricto. Es una obra literaria que, a la manera de los relatos morales de antaño, busca inspirar una nueva conciencia en el lector. Frente a la cultura de la muerte, la idolatría de la cantidad y la tentación del nihilismo, Riemen propone la recuperación de una “nobleza de espíritu”: el arte de vivir con dignidad, amor y compasión.

La lección última es que el ser humano solo será verdaderamente libre si reconoce en las palabras —en la literatura, en la filosofía, en la poesía— la fuerza que le permite trascender la muerte. En un mundo amenazado por la banalidad y la violencia, este libro se erige como un manifiesto humanista y un recordatorio urgente: hay palabras que salvan, y es nuestra responsabilidad preservarlas.

 

 

Rob Riemen (Países Bajos, 1962) es ensayista, fundador y presidente del Nexus Institute, un foro independiente de vocación internacional creado en 1994 con objeto de fomentar el debate filosófico y cultural y la reflexión intelectual. Además de Nobleza de espíritu, vendido a 18 idiomas, Riemen ha publicado The Eternal Return of Fascism (2010), The University of Life (2013), The Return of Europe. Her Tears, Deeds and Dreams (2015) y Para combatir esta era  (Taurus, 2018). También edita la revista cuatrimestral Nexus. El arte de ser humanos (Taurus, 2023) es su obra más reciente.

 

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