El animal, seguido por la Junta de Castilla y León, fue hallado sin vida por la Patrulla Oso del Principado tras detectarse su inactividad en una zona de difícil acceso.
Pesaba unos 110 kilos y todo apunta a que murió de viejo, pero se le practicará una necropsia para descartar otras causas.
El corazón del Parque Natural de Somiedo, uno de los últimos refugios del oso pardo cantábrico, ha perdido a uno de sus veteranos habitantes. Los restos de un oso adulto, de avanzada edad y unos 110 kilos de peso, fueron encontrados ayer por la Patrulla Oso del Principado de Asturias en la braña de La Pornacal, tras recibirse un aviso de la Junta de Castilla y León.
El animal llevaba tiempo siendo radiomarcado por el servicio de Vida Silvestre castellanoleonés, que detectó varios días de inactividad del ejemplar en una zona elevada y apartada del concejo somedano. Fue esa señal, detenida como una respiración que ya no vuelve, la que encendió las alarmas.
Una muerte presumiblemente natural
Los agentes asturianos se desplazaron a la zona indicada por el radiocollar y, tras una inspección inicial del cuerpo, todo apunta a una muerte por causas naturales. El oso presentaba signos compatibles con su avanzada edad, aunque la confirmación llegará con la necropsia.
El hallazgo fue comunicado de inmediato al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona), siguiendo el protocolo habitual en estos casos. El cadáver fue posteriormente trasladado al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de León, donde se realizarán los análisis pertinentes para descartar enfermedad o envenenamiento.
Una vida bajo vigilancia científica
Este ejemplar formaba parte del programa de seguimiento de osos pardos llevado a cabo por la Junta de Castilla y León, cuyo objetivo es conocer mejor los movimientos, longevidad y comportamiento de esta especie emblemática de la Cordillera Cantábrica. El radiocollar permitió monitorizar durante años su actividad y, finalmente, guiar a los equipos hasta el lugar donde terminó su vida.
Un símbolo de la montaña
La braña de La Pornacal, con sus cabañas de piedra techadas con escoba y su entorno de naturaleza salvaje, despide hoy a uno de sus moradores más discretos. En silencio, como vivió, ha dejado el rastro de su última caminata en el GPS de la ciencia. Y en la memoria colectiva de Somiedo, una nueva señal de la fragilidad y el valor de la vida salvaje.