Asturias, en la cumbre del turismo español… pero con el alma dividida

Asturias, en la cumbre del turismo español… pero con el alma dividida

El Principado alcanza una de las mejores valoraciones del país como destino turístico, pero bajo la superficie empiezan a aflorar grietas: saturación en playas, turismofobia incipiente y tensiones entre sostenibilidad y crecimiento.

 

Asturias vuelve a estar en boca de todos. Esta vez no por su paisaje de ensueño, ni por sus jornadas de espicha o sus valles verdes como postales, sino por un dato revelador: es uno de los destinos turísticos mejor valorados de toda España. Así lo confirma el último Barómetro de Percepción Turística, elaborado por la consultora LLYC, que sitúa al Principado en el podio nacional, con una nota media de 7,1 sobre 10.

¿La mejor noticia? Que solo Extremadura, con un 7,2, supera a Asturias. ¿La menos buena? Que la imagen empieza a mostrar fisuras. Porque el crecimiento turístico tiene un coste, y Asturias lo está empezando a notar. Tras analizar más de 5.118 mensajes específicos sobre el turismo en la región, el estudio revela no solo alabanzas, sino también tensiones sociales, climáticas y de saturación que ponen en duda si el modelo es tan equilibrado como parece.

Cultura, naturaleza y sidra: el cóctel del éxito

Según el informe, las menciones positivas representan un 59 % del total, centradas principalmente en tres pilares: cultura (35 %), naturaleza (13,8 %) y la autenticidad del destino. Entre ellas, la sidra asturiana brilla como emblema nacional y motor de atracción internacional.

Desde que la UNESCO declaró la cultura sidrera asturiana Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, la sidra se ha convertido en algo más que bebida. Es símbolo de identidad, comunidad y tradición. Eventos como la Preba de la Sidra en Oviedo o la participación en ferias internacionales como Cider World en Frankfurt y Spain Talks en Londres han reforzado su proyección exterior. Incluso se celebró por primera vez el Día Mundial de la Sidra Asturiana con talleres, charlas y catas que atrajeron miles de visitantes y curiosos.

El bono rural: oxígeno para la Asturias del interior

Otro de los pilares del buen dato es el impulso del turismo rural. Durante la temporada baja, las visitas a casas rurales y albergues crecieron un espectacular 32,6 %, gracias en parte al Bono Turismo Rural, una iniciativa del Principado que ofrece 75 € de descuento a quienes reserven dos noches en establecimientos rurales entre septiembre y diciembre.

La medida no solo ha dinamizado la economía de la Asturias vaciada, sino que ha diversificado el perfil del visitante. “Vienen ahora muchas parejas jóvenes, y sobre todo familias que buscan desconectar del ruido”, explica la responsable de una casa rural en Somiedo. El bono, dotado con 600.000 euros, ha sido, según el estudio, un ejemplo de cómo vincular promoción turística y desarrollo sostenible.

Pero… ¿qué pasa cuando el éxito empieza a doler?

El mismo informe que eleva a Asturias al podio nacional advierte de una tensión creciente: la de un modelo turístico que empieza a molestar en casa. Las playas del centro de Asturias, como San Lorenzo o Salinas, presentan signos evidentes de masificación. En redes sociales y foros locales abundan los mensajes sobre saturación, tráfico colapsado, precios disparados y conflictos entre vecinos y turistas.

Surge así un término inquietante: turismofobia. Aunque aún incipiente, el barómetro detecta un aumento en los mensajes críticos desde zonas urbanas y espacios turísticos de alta presión. Algunos vecinos ya reclaman regulaciones más estrictas, límites de aforo y mayor control de viviendas turísticas. La pregunta flota en el aire: ¿hasta dónde queremos crecer?

Lluvia, tópicos y realidades incómodas

A esto se suma la eterna sombra del clima asturiano. Frases como “allí siempre llueve” siguen apareciendo de forma recurrente en los mensajes negativos. Aunque los paisajes de niebla puedan tener encanto, el estudio advierte que la imagen climática actúa como freno para ciertos perfiles de turista que buscan sol asegurado. El reto está en transformar esa percepción en un valor diferencial: naturaleza salvaje, refugio frente al calor extremo… pero hace falta estrategia y relato.

Infraestructura al límite

El informe no pasa por alto otro flanco débil: la falta de mantenimiento o vigilancia en ciertos enclaves turísticos clave. Casos como el cierre del Mirador del Fitu por actos vandálicos o la falta de personal en el Museo Nacional de Antropología han provocado quejas de los visitantes y un reguero de publicaciones negativas en redes sociales. La experiencia del turista, señala el barómetro, no puede depender solo de la belleza del paisaje.

El dilema: ¿más turismo o mejor turismo?

Asturias ha escalado alto, pero empieza a mirar hacia abajo. La percepción sigue siendo excelente, sí. Pero el modelo necesita ajustes si no quiere caer en las mismas trampas que otros destinos que triunfaron… y luego colapsaron.

Es el momento de preguntarse:
¿Queremos seguir subiendo el número de visitantes sin freno?
¿O vamos a apostar por un turismo que respete al vecino, al monte y al alma de esta tierra?

El barómetro deja claro que Asturias tiene el potencial, el carácter y el capital simbólico para liderar el turismo sostenible en España. Pero para eso hará falta más que sidra, promociones y likes. Hará falta cabeza. Y voluntad.

 

Asturias está de moda. Pero que no se nos olvide: la montaña más bonita puede ser también la más frágil. Y lo que ahora es éxito, mañana puede ser problema.
El reto está sobre la mesa. La oportunidad, también.

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