Nunca hubo tantos aspirantes. La edición de 2025 del Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias ha batido récords: 35 candidaturas de todos los rincones del Principado, desde la costa oriental hasta las brañas del occidente. Más que una competición, se trata de una declaración de amor por la tierra y sus gentes. El galardón, concedido por la Fundación Princesa de Asturias, se ha convertido en una palanca de cambio, de dinamización socioeconómica, de recuperación del orgullo local. Y este año, más que nunca, Asturias entera quiere participar.
Un reconocimiento que impulsa la economía local
El premio, que otorga 40.000 euros y la visita de la Familia Real, ha pasado de ser un gesto simbólico a una auténtica estrategia de desarrollo. La dotación económica, aumentada desde 2024, permite a los pueblos galardonados invertir en mejoras comunales, restauración de patrimonio, promoción turística o actividades socioculturales. Así ocurrió en Sotres (Cabrales), el ganador del año pasado: se rehabilitaron espacios públicos, se promocionó la producción de queso Cabrales con DOP, y se disparó el turismo de alta montaña tras la visita real.
Según estimaciones de la Asociación de Turismo Rural del Oriente de Asturias, el reconocimiento puede generar entre un 20 y un 40 % más de pernoctaciones durante el año posterior, además de una mayor visibilidad en redes, medios y plataformas de reservas. En algunos casos, las visitas a páginas web municipales o comarcales aumentaron hasta un 200 % en el trimestre posterior a la concesión del galardón.
El turismo rural como motor
La fórmula funciona: identidad local + promoción externa = crecimiento sostenible. La mayoría de los pueblos candidatos tienen proyectos ligados al ecoturismo, la recuperación de oficios tradicionales o la puesta en valor de su patrimonio paisajístico. Algunos presentan rutas etnográficas, miradores naturales, recuperación de caminos históricos o museos al aire libre. Otros apuestan por la fusión entre tradición y digitalización: códigos QR en puntos históricos, señalización inteligente o integración con plataformas de turismo rural.
Taramundi, uno de los candidatos de 2025, representa un modelo consolidado: el turismo rural supone más del 70 % de la actividad económica del municipio, con más de 30 alojamientos activos y una red de museos y talleres de artesanía que ha logrado mantenerse gracias a la fidelización del visitante nacional e internacional.
Datos sobre sostenibilidad, cultura y medio ambiente
Este año, muchas de las candidaturas han apostado por proyectos de transición energética, gestión sostenible de residuos o conservación del patrimonio natural. Al menos 12 de los pueblos aspirantes han incluido en su candidatura planes de eficiencia energética, uso de biomasa, placas solares o planes de movilidad sostenible.
Más de la mitad promueven iniciativas culturales permanentes (festivales, encuentros, ferias locales) y actividades intergeneracionales, mientras que una docena dispone de centros de interpretación o espacios museísticos propios.
El jurado valora especialmente la gestión del entorno natural: recuperación de sendas, limpieza de riberas, control de especies invasoras y restauración de construcciones tradicionales como hórreos, molinos, lavaderos o fuentes comunales.
El premio que transforma
El fallo del jurado se conocerá el 2 de septiembre. La visita de la Familia Real tendrá lugar el 25 de octubre, un día después de la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias. La exposición "35 años de Pueblos Ejemplares", que recorre La Foz de Morcín y Navelgas durante el verano, recuerda que este galardón no es solo un premio: es una chispa que enciende la ilusión colectiva.
Villaviciosa, el concejo más laureado (tres veces premiado), no presenta candidatura este año. Sin embargo, su legado resuena como ejemplo. Porque lo importante no es solo ganar, sino participar en una idea que une pasado, presente y futuro.
Mientras el jurado delibera, Asturias entera late al ritmo de sus pueblos. En cada rincón hay una estrategia, una iniciativa, una comunidad que merece ser ejemplar. Y esa, quizá, sea la mayor victoria.