Diputados del privilegio: del escándalo Cerdán a los sueldazos blindados de una élite política desconectada

Diputados del privilegio: del escándalo Cerdán a los sueldazos blindados de una élite política desconectada

Indemnizaciones por dimitir, sueldos opacos, dietas sin justificar y fueros judiciales: el Congreso es una burbuja de privilegios que ningún otro español puede ni imaginar


Santos Cerdán no dimitió por ética, lo hizo cobrando. El hasta hace poco secretario de Organización del PSOE —salpicado por escándalos urbanísticos y señalado por corrupción interna— dejó su acta de diputado voluntariamente... y al hacerlo activó uno de los privilegios más escandalosos del Congreso: el derecho a cobrar casi 20.000 euros de indemnización por abandonar su escaño. Aunque nadie lo haya despedido.

En cualquier empleo del país, irse de forma voluntaria implica renunciar a la indemnización. Pero en el Congreso de los Diputados las reglas son otras. Son ellos mismos quienes las redactan, las votan y las aplican. El caso Cerdán no es una excepción, sino un espejo de la casta blindada en la que se ha convertido la clase política española.

Este reportaje destapa los privilegios más intolerables que rodean al cargo de diputado. Un retrato demoledor de cómo el Parlamento se ha convertido en un espacio desconectado del país real.

Indemnización por “irse”... cobrando

Cuando Cerdán anunció su renuncia, no se fue con las manos vacías. Gracias al Reglamento de Protección Social de las Cortes, un diputado que abandona puede solicitar una mensualidad por cada año ejercido (o fracción superior a seis meses), hasta un máximo de dos años. En su caso, casi 20.000 euros públicos por marcharse voluntariamente.

No hay empresa, no hay convenio colectivo, no hay sector en España donde dimitir suponga cobrar. En el Congreso, sí.

Sueldos opacos, complementos a medida

Todos los diputados tienen un sueldo base de 3.236,32 euros brutos al mes, pero casi ninguno cobra solo eso. Quienes forman parte de la Mesa del Congreso, comisiones, grupos parlamentarios o tienen portavocías, pueden llegar fácilmente a 5.000, 6.000 o más euros mensuales.

Nadie controla si ese complemento obedece a funciones reales o a premios internos. Y lo más grave: ellos mismos deciden cuánto se suben el sueldo. No hay informe externo, ni votación ciudadana, ni control independiente. El Congreso aprueba su propia nómina. Y lo hace año tras año.

Dietas libres de impuestos, aunque vivan en Madrid

Además del salario, los diputados cobran dietas mensuales por “compensar” gastos de desplazamiento o residencia. ¿Cuánto?

  • 2.008,61 € al mes si viven fuera de Madrid

  • 958,75 € al mes si viven en la capital

Estas cantidades no tributan a Hacienda. Son “indemnizaciones” exentas. Y en muchos casos se pagan incluso aunque el diputado tenga casa en Madrid, coche oficial, chófer o todo a la vez.

Para entenderlo mejor: un diputado de León, de Cádiz o de Lugo puede sumar 24.000 euros anuales libres de impuestos, por el simple hecho de tener su residencia empadronada fuera de Madrid.

Misiones oficiales: 150 € por día

Cuando viajan a misiones oficiales, se llevan además dietas de hasta 150 € por jornada internacional. Pero no tienen obligación de justificar en qué se gasta ni de aportar tickets. Son ingresos automáticos, solo por asistir.

Fuero judicial: impunes ante los tribunales

Los diputados no son juzgados como tú o como yo. Si cometen un delito, solo pueden ser procesados por el Tribunal Supremo y si el Congreso autoriza un suplicatorio. Es decir: los propios compañeros del presunto delincuente deciden si puede o no ser juzgado.

Esto ha permitido durante años que políticos imputados por corrupción, acoso, fraude o prevaricación sigan sentados en su escaño sin pisar una sala judicial.

Cafetería subvencionada: menús de lujo a precios de risa

Mientras la inflación vacía carritos de supermercado, en el Congreso la cafetería está subvencionada. Comer cuesta menos de 5 euros. Tomar un café: 60 céntimos. Una caña, 70. Y todo con personal propio pagado por el erario público. En 2023, se destinaron más de 1,2 millones de euros a mantener el servicio.

Premios por disolver el Congreso

Cuando se disuelven las Cortes (por elecciones o fin de legislatura), los diputados reciben una “compensación de transición” de hasta 52 días más de salario completo, aunque algunos no vuelvan a pisar el Congreso nunca más.

Tablet, móvil y recursos sin límite

A cada parlamentario se le entrega, además de sueldo y dietas, una tablet, teléfono móvil, línea de datos, despacho con personal, recursos de impresión y secretaría, incluso si apenas presentan iniciativas o acuden a las sesiones.

¿Y la productividad?

Solo unos pocos diputados intervienen habitualmente en el Pleno. Muchos no presentan iniciativas, no hacen preguntas orales, no firman propuestas legislativas, ni pisan su despacho. Aun así, cobran todo lo anterior sin penalización alguna.

En cualquier empresa, no rendir tiene consecuencias. En el Congreso, tiene indemnización.

El Congreso como élite extractiva

El caso Cerdán ha sido la gota que ha colmado el vaso. Ha destapado una verdad incómoda: los diputados no viven como los ciudadanos a los que representan. Viven como una élite blindada por leyes que ellos mismos se otorgan.

Con un poder de decisión sobre sus sueldos, privilegios fiscales, condiciones de trabajo e impunidad judicial, el Parlamento se ha convertido en una burbuja dorada sostenida con dinero público.

Y lo más escandaloso no es que se aprovechen. Es que nadie parece dispuesto a cambiarlo.

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