Veintidós meses de cárcel por humillar y agredir a su hijo menor con un calzoncillo manchado

Veintidós meses de cárcel por humillar y agredir a su hijo menor con un calzoncillo manchado

El padre, condenado por el Juzgado de lo Penal nº 3 de Oviedo, agarró al niño por el cuello, le golpeó en brazos y cara, y le restregó por el rostro una prenda interior sucia de heces. El menor, que padece incontinencia, vivía con el agresor y su pareja.

 

La justicia ha condenado a 22 meses de prisión a un hombre residente en Oviedo por una agresión de extrema crueldad contra su hijo menor. Los hechos, calificados como maltrato continuado con agravantes, ocurrieron en el domicilio familiar, donde el condenado convivía con el niño y su pareja.

El episodio de violencia, descrito por el juez como “una humillación intolerable infligida con plena conciencia del daño causado”, incluyó agresiones físicas —bofetadas, puñetazos, un fuerte agarre por el cuello— y un acto de vejación deliberada: restregarle un calzoncillo sucio de heces por la cara.

El niño, que padece incontinencia, fue agredido mientras intentaba defenderse verbalmente. El padre llegó a justificar su comportamiento alegando que el niño “le faltaba al respeto”.

La sentencia: maltrato, humillación y vulnerabilidad

El Juzgado de lo Penal nº 3 de Oviedo impuso la condena tras valorar la condición médica del menor y la evidente intención del padre de humillarle por su problema de salud. La sentencia incluye además una prohibición de acercamiento al menor y la inhabilitación para ejercer la patria potestad durante el tiempo de condena.

No se ha confirmado aún si la pareja del agresor, que residía también en la vivienda y habría presenciado o participado en los hechos, está siendo investigada de forma paralela.

Un contexto de alarma social

Según datos del Sistema de Información sobre Maltrato Infantil en Asturias, en 2023 se registraron más de 600 notificaciones por violencia hacia menores. La comunidad asturiana ha aumentado en los últimos años sus condenas por agresiones físicas y psicológicas dentro del entorno familiar, con especial atención a los casos que implican vejaciones, aislamiento o castigos degradantes.

En palabras de un portavoz de la Fiscalía de Menores, “la línea roja de la protección se cruza cuando un adulto convierte una dolencia infantil en un motivo de castigo. La humillación no educa: destroza”.

 

Una historia que debe enseñarnos

La condena en Oviedo es mucho más que una cifra judicial: es un retrato de hasta dónde puede llegar el maltrato infantil cuando nadie lo detiene a tiempo.

Este niño, como muchos otros, ha sufrido en su propio hogar aquello de lo que debía estar protegido. Hoy, una sentencia lo ampara. Pero la pregunta clave permanece abierta: ¿cuántos menores más están soportando el mismo infierno entre las paredes de su casa?

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