La víctima, una mujer de 61 años, sufre ansiedad y estaba siendo agredida con frecuencia desde que acogió de nuevo a su hijo en su piso de Ceares.
El agresor la golpeó por todo el cuerpo y la amenazó con un cuchillo. Está en libertad con cargos y con orden de alejamiento.
Una mezcla de adicción, dependencia y violencia latente. Así describen fuentes cercanas al caso al hombre de 37 años, vecino del barrio gijonés de Ceares, que ha sido detenido por la Policía Nacional por haber golpeado brutalmente a su madre durante la madrugada del viernes. El perfil del agresor no deja lugar a dudas: adicto a la cocaína, con problemas de salud mental, y protagonista de reiterados episodios de agresividad en el hogar desde que fue acogido de nuevo en el domicilio familiar en marzo de 2024.
La víctima, una mujer de 61 años, también sufre trastornos de ansiedad, agravados en los últimos meses por una convivencia insostenible. Según el relato policial, el ataque se desató pasadas las dos de la madrugada del viernes, cuando el hijo pidió dinero a su madre para poder consumir. Ante la negativa, la emprendió a golpes, propinándole puñetazos, tirones de pelo, y llegando incluso a amenazarla con un cuchillo de cocina.
La mujer, con reflejos y entereza, logró arrebatarle el arma y esconderla en el horno de la cocina para evitar consecuencias más graves.
Los agentes de la Policía Nacional acudieron al domicilio tras recibir el aviso de los vecinos y detuvieron al agresor en el acto. La víctima fue trasladada a un centro de salud, donde se le diagnosticaron hematomas en brazos, mandíbula, muslos y piernas, además de lesiones en el cuero cabelludo derivadas de los fuertes tirones de pelo.
Una historia de violencia silenciosa
Lo sucedido esa noche fue el episodio más grave, pero no el único. Según fuentes del entorno familiar, la mujer ya había sido víctima de agresiones y humillaciones en el pasado, aunque nunca se atrevió a denunciar hasta ahora. El patrón de violencia encaja con los malos tratos habituales, un tipo penal que podría sumarse a la acusación por lesiones físicas.
El caso ha sido asumido por el Juzgado de Instrucción número 3 de Gijón, que ha decretado la libertad provisional con cargos del agresor, a la espera de juicio. Se le ha impuesto una orden de alejamiento, lo que implica que no podrá volver a convivir con su madre y deberá buscar un nuevo alojamiento de inmediato.
La víctima rompe el silencio
Por primera vez desde que comenzó este calvario doméstico, la madre ha decidido dar el paso de denunciar a su propio hijo. Asegura sentirse “acorralada y sin salida”, y contará con el apoyo legal de la abogada Yolanda Payo, quien ejercerá la acusación particular durante el proceso judicial.
“Mi clienta ha soportado una situación límite durante demasiado tiempo. Este no ha sido un hecho aislado”, ha señalado la letrada en declaraciones a la prensa.
¿Una tendencia preocupante?
El caso ha reabierto el debate sobre la violencia intrafamiliar no denunciada, especialmente aquella protagonizada por hijos con problemas de adicción o trastornos mentales. En Gijón, este tipo de delitos ha crecido en los últimos años, en paralelo al repunte de agresiones por conflictos domésticos no relacionados con la pareja.