La organización ecologista reclama un cambio urgente hacia un sistema pesquero sostenible mientras sólo 31 países han ratificado el Tratado Global de los Océanos
En una acción directa frente a las costas de Nueva Zelanda, activistas de Greenpeace han intervenido 20 kilómetros de palangre lanzado por un barco pesquero industrial con bandera española y han conseguido liberar a más de una docena de animales, entre ellos un tiburón marrajo en peligro de extinción y ocho tintoreras (tiburones azules casi amenazados), además de cuatro peces espada.
El operativo, realizado desde el emblemático barco Rainbow Warrior, se enmarca en una campaña de denuncia contra el actual modelo de pesca industrial, al que Greenpeace acusa de estar arrasando los océanos. La organización documentó cómo el palangrero español capturaba tiburones en peligro durante el proceso de recogida de las líneas de pesca.
“Estos barcos dicen que su pesca objetivo es el pez espada o el atún, pero nuestros activistas vieron cómo caían tiburón tras tiburón en solo media hora”, denunció Marta Martín-Borregón, responsable de Océanos en Greenpeace España.
Un sistema roto: sobrepesca, subsidios y dependencia exterior
Según Greenpeace, el 37 % de los recursos pesqueros del planeta están sobreexplotados, una consecuencia directa de un modelo de pesca insostenible, potenciado por políticas públicas que han favorecido a grandes flotas industriales.
En el caso de España, el panorama no es alentador:
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Solo el 10,7 % del pescado que consumimos procede de artes menores en caladero nacional.
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El 60 % proviene de importaciones, muchas de ellas de flotas industriales.
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Y un 8 % más se obtiene de acuicultura, lo que convierte nuestro sistema en uno de alta vulnerabilidad.
Greenpeace denuncia además que la flota española opera cada vez más lejos, como en aguas del Pacífico sur, debido a la degradación de sus propios caladeros.
Un modelo alimentario sostenible es posible: así lo propone Greenpeace
Para revertir este escenario, la organización ha presentado esta semana su Modelo Alimentario Sostenible (MAS), un ambicioso plan que apuesta por reducir progresivamente las artes de pesca destructivas como el arrastre, el palangre de superficie y la acuicultura intensiva de especies piscívoras.
El MAS plantea:
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Reestructurar la flota para priorizar las artes menores y la pesca de bajo impacto ambiental.
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Apostar por el marisqueo y la acuicultura tradicional extensiva de bivalvos.
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Proteger el 30 % de las aguas nacionales, con un 10 % bajo protección estricta.
Las cifras del cambio (a 2050)
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+55 % de capturas en caladero nacional si se adopta este modelo.
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+40 % de empleabilidad en el sector pesquero.
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-94 % de emisiones de CO₂ en comparación con el modelo actual.
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El sector extractivo crecería un 82 %, dando protagonismo a las comunidades pesqueras locales.
En cambio, si no se modifica el modelo actual:
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Las capturas en caladero nacional podrían caer un 53 %.
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La flota pesquera se reduciría un 51 %.
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La dependencia de las importaciones crecería hasta el 67 %.
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Y la acuicultura intensiva representaría el 22 % del consumo de pescado, con fuertes impactos ambientales y sociales.
Próxima parada: Niza
La acción de Greenpeace llega justo antes de una cita clave: la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, que se celebrará en Niza entre el 9 y el 13 de junio, justo después del Día Mundial de los Océanos (8 de junio).
Dos años después de su aprobación, el Tratado Global de los Océanos sigue sin entrar en vigor: solo 31 países lo han ratificado, de los 60 necesarios. Greenpeace exige a los líderes mundiales un compromiso real para proteger el 30 % de los océanos del mundo antes de 2030, estableciendo santuarios marinos protegidos que pongan freno a la destrucción de los ecosistemas marinos.
“Es el momento de actuar. Proteger los océanos es proteger nuestro futuro. No podemos seguir permitiendo que la pesca industrial siga vaciando los mares a este ritmo”, concluye Martín-Borregón.