"Se escuchó el estruendo a 300 metros. Luego solo quedó polvo, gritos... y silencio"
Tres muertos y tres heridos tras el derrumbe de una nave agrícola en obras en el corazón ganadero del occidente asturiano
El olor a madera rota, a tierra removida, a hierro desgarrado. Un silencio denso, apenas interrumpido por los zumbidos de los drones del SEPA que sobrevuelan la zona y las voces contenidas de los equipos de rescate. Es el día después del estruendo, y Coaña no logra salir del shock. Una de sus empresas más emblemáticas, la ganadería Casa Cancello, ha vivido una tragedia difícil de olvidar: el colapso total de una nave en obras ha dejado tres trabajadores muertos y tres heridos, uno de ellos muy grave, trasladado en helicóptero al HUCA.
El accidente ocurrió a las 13:00 horas del jueves. En ese momento, nueve personas trabajaban en la nave, que estaba siendo ampliada como parte del plan de expansión de esta explotación ganadera, referencia en toda Asturias con más de 700 cabezas de ganado. Los primeros en llegar fueron los propios compañeros, que removieron escombros con las manos. Luego llegaron los bomberos, los sanitarios, la Guardia Civil. Y las confirmaciones que nadie quería escuchar.
“La nave se vino abajo de repente. No dio tiempo a nada. Escuchamos un crujido y después... un rugido sordo. Fue un segundo”, contaba uno de los trabajadores de una de las subcontratas implicadas.
La estructura, completamente colapsada, sepultó bajo sus vigas a varios operarios. Tres de ellos murieron al instante. Otros tres fueron rescatados entre el amasijo de hierros y bloques. Uno fue evacuado en helicóptero al HUCA. Los otros dos, al Hospital de Jarrio. El resto, testigos impotentes de la catástrofe, aún con la ropa cubierta de polvo, apenas podían articular palabra. Varios de ellos pertenecían a empresas subcontratadas de Lugo, Llanera y Navia.
El despliegue de emergencia
La respuesta fue inmediata. A los pocos minutos, el lugar estaba tomado por los equipos del SEPA, con efectivos de los parques de Valdés y Barres, jefes de zona, personal médico, helicópteros medicalizados, drones de vigilancia aérea y la Unidad Canina de Rescate, que se abrió paso entre los cascotes. También se desplazó un vehículo logístico de apoyo pesado y maquinaria para mover estructuras de gran tamaño. El Servicio de Atención Médica Urgente (SAMU) desplegó dos UVI móviles, ambulancias básicas y un Puesto de Asistencia Médica Avanzada.
“A primera vista parecía un bombardeo”, confesaba uno de los sanitarios. “No había paredes. Solo vigas cruzadas, chapas dobladas como papel de aluminio y un silencio que lo llenaba todo.”
La Guardia Civil abrió una investigación para determinar las causas del derrumbe. De momento, la falta de personas atrapadas ha sido descartada, pero las labores de inspección estructural continuarán durante horas.
Un pueblo en shock
En la pequeña localidad de Coaña, que no llega a los 3.000 habitantes, todos conocen a alguien que trabaja en Casa Cancello. Las muestras de solidaridad no han cesado. La Cruz Roja desplegó su Equipo de Respuesta Inmediata de Intervención Psicosocial (ERIE) para atender a los afectados y familiares.
A última hora de la tarde, el consejero de Medio Rural, Marcelino Marcos Líndez, se trasladó al lugar. También lo hizo la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien aseguró que la Inspección de Trabajo ya ha abierto diligencias y exigió una investigación “rigurosa y transparente”. En sus palabras:
“Esto no puede volver a ocurrir. No en una industria estratégica, no en una región que necesita cada empleo como el aire que respira.”
Las víctimas y el futuro
A esta hora, se desconocen aún las identidades de los fallecidos. Fuentes cercanas confirman que se trata de trabajadores en activo en la obra, y no ganaderos del equipo habitual. El ayuntamiento ha decretado dos días de luto oficial. El fiscal jefe de área ya ha solicitado informes preliminares a la Inspección de Trabajo.
Mientras tanto, los vecinos se agolpan detrás del cordón de seguridad. Miran sin hablar. Hacen conjeturas. Sacan fotos. Lloran.
“Esto es como perder a parte de la familia. Aquí todos somos de campo, y todos entendemos lo que significa que te pase algo así en plena faena”, decía un agricultor jubilado que se acercó desde Navia.
¿Qué se sabe hasta ahora?
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La nave estaba en reformas y pertenecía a la ganadería Casa Cancello.
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Había nueve personas trabajando dentro en el momento del colapso.
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Tres fallecidos y tres heridos, uno de ellos muy grave.
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Las víctimas eran trabajadores de subcontratas externas.
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Las causas están siendo investigadas.
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No hay, en principio, personas desaparecidas.
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Se ha movilizado un operativo de gran magnitud.
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Ya se han anunciado inspecciones de Trabajo e Industria.
La tierra asturiana, tan fértil como dura, vuelve a recordar lo frágil que es todo cuando lo esencial se derrumba. Hoy, en Coaña, lo que se ha caído no es solo una nave: es la certeza de que lo cotidiano, lo rural, lo que parecía seguro... puede quebrarse en un suspiro.