El presidente del Principado rinde homenaje a su antecesor en el 30º aniversario de su investidura, destacando su dimensión ética, su elegancia política y su ejemplo de integridad personal como valores imperecederos de la democracia asturiana.
El presidente del Principado, Adrián Barbón, ha rendido en la jornada de ayer un emocionado homenaje a uno de sus antecesores, Sergio Marqués Fernández, al cumplirse 30 años de su investidura como presidente autonómico. En un acto solemne celebrado en la Junta General del Principado, Barbón ha subrayado que la figura de Marqués trasciende cualquier ideología o partido político, y se ha convertido en un referente ético y moral que pertenece ya a toda la sociedad asturiana.
“El presidente Sergio Marqués es hoy un patrimonio común, un legado de dignidad que debemos custodiar con respeto y admiración. Supo gobernar y supo retirarse sin romper nada, sin alzar la voz, sin perder la altura”, afirmó Barbón, ante un auditorio compuesto por representantes institucionales, familiares, amigos y antiguos colaboradores del político gijonés.
El acto ha sido organizado como un reconocimiento póstumo a quien ocupó la Presidencia entre 1995 y 1999, en una legislatura turbulenta, marcada por la independencia política de Marqués tras su ruptura con el Partido Popular y la fundación de su propio partido, URAS (Unión Renovadora Asturiana).
Un homenaje cargado de simbolismo
En su intervención, Barbón recordó que tenía apenas 16 años cuando Sergio Marqués fue investido presidente, pero ya entonces —como joven militante socialista— supo reconocer en él algo que no se enseña en manuales ni se impone por decreto: la dignidad del cargo y la sobriedad del servicio público.
“Hay que saber estar, pero también saber no-estar”, reflexionó el presidente actual, aludiendo a la discreción con la que Marqués regresó a su vida profesional tras dejar la política activa. “Probablemente ningún otro presidente tuvo más razones para romper su silencio. Pero no lo hizo. No pegó patadas al caldero, no pasó facturas. Simplemente se fue, con la misma dignidad con la que llegó”, añadió.
Barbón ensalzó también la capacidad de Marqués para “pensar en las instituciones como lugares de encuentro, no como trincheras partidistas”, y subrayó que su legado institucional vive en detalles como la biblioteca del Palacio de Presidencia que lleva su nombre, o la galería de retratos de expresidentes autonómicos, donde su figura convive con las de Rafael Fernández o Javier Fernández.
Refuerzo del valor institucional
Durante su discurso, Barbón aprovechó para anunciar la propuesta del Gobierno asturiano de declarar días institucionales dedicados a fechas clave del autogobierno, como el 25 de mayo o el 31 de enero —aniversario de la entrada en vigor del Estatuto de Autonomía—, en un esfuerzo por reforzar la densidad simbólica y el respeto cívico por las instituciones.
“Aún no hemos cumplido medio siglo de autonomía. Todo está aún en construcción. Y reforzar las instituciones reconociendo con generosidad a quienes las han liderado, sin sectarismos, es también una forma de fortalecer Asturias”, proclamó.
Una figura que sigue uniendo
El homenaje, promovido por amigos y colaboradores leales de Sergio Marqués, reunió a personas de diferentes sensibilidades políticas, lo que el propio Barbón interpretó como prueba del “altísimo poder de convocatoria de la dignidad bien ejercida”.
“Hoy no homenajeamos al político de partido, sino al presidente-persona, al que gobernó con firmeza, serenidad y altura de miras. A quien no necesitó gritar para hacerse respetar”, insistió Barbón.
El presidente finalizó su intervención con un agradecimiento explícito a la familia de Marqués, por preservar con sobriedad su memoria, y por permitir que Asturias haga suyo un legado que sigue inspirando a quienes gobiernan y a quienes aspiran a gobernar.
“Gracias por mantener vivo su legado. Porque 30 años después, ese legado no es solo de una familia ni de un partido: es ya un legado de toda Asturias.”