El presidente del Principado preside en la Quinta Guadalupe la incorporación de Dionisio Gutiérrez al grupo de amigos del Archivo de Indianos y lanza un mensaje claro: “Queremos devolver a la emigración todo lo que ha aportado a esta tierra”
Asturias ha rendido en la jornada de ayer homenaje a su pasado emigrante y a los profundos vínculos que la unen con América Latina en un acto cargado de emoción y simbolismo. En la Quinta Guadalupe, sede del Museo de la Emigración - Fundación Archivo de Indianos, el presidente del Principado, Adrián Barbón, ha presidido la entrega de la bandera de Guatemala por parte del empresario y comunicador Dionisio Gutiérrez, descendiente de emigrantes asturianos.
“Fuimos tierra de partida, ahora somos puerto de acogida, y estamos orgullosos de ello”, proclamó Barbón durante su intervención, en la que apeló a la fuerza de la memoria colectiva y al deber de devolver a la emigración “todo lo que ha aportado a la prosperidad y el desarrollo de esta tierra”.
???????? Una bandera que une orillas
La bandera guatemalteca se suma desde hoy a las enseñas de otros países que simbolizan la huella de la diáspora asturiana en el mundo. Su entrega supone también el reconocimiento a Dionisio Gutiérrez como nuevo miembro del grupo de amigos del Archivo, en honor a sus raíces asturianas: sus abuelos emigraron desde Campiellos, en Sobrescobio, hacia Guatemala.
Barbón aprovechó el acto para reforzar el mensaje de una Asturias moderna y abierta, que ha pasado de ser tierra de emigración a convertirse en un referente de acogida:
“Asturias ha cambiado. Hoy somos un lugar al que muchos aspiran a llegar, vivir y trabajar”, señaló, destacando la evolución de la región hacia un modelo de desarrollo basado en la industria de vanguardia, un turismo sostenible y servicios públicos potentes.
La memoria de quienes partieron y de quienes esperaron
Durante su discurso, Barbón evocó el impacto que tuvo la emigración entre mediados del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX, cuando cerca de 350.000 asturianos dejaron su tierra, muchos hacia Iberoamérica.
“Aunque nuestra memoria individual sea frágil, la huella colectiva está ahí, visible y profunda”, sentenció, recordando también a las familias que quedaron atrás, con “la mirada vuelta al mar, pendientes de que un día asomase la noticia del regreso”.
El presidente reivindicó la aportación de los emigrantes, no solo en forma de remesas, sino también a través de la creación de escuelas, hospitales y obras sociales en Asturias, fruto del esfuerzo colectivo desde el otro lado del Atlántico.
La Asturias del retorno
El jefe del Ejecutivo subrayó el compromiso del Gobierno autonómico con la emigración asturiana y su voluntad de pasar del relato del éxodo al del retorno. Para ello destacó la creación de la Oficina del Retorno, que en su primer año ha atendido a cientos de personas interesadas en volver.
“Tenemos la oportunidad de devolver a la emigración todo lo que ha hecho por esta tierra. Es un deber que cumplimos con gusto”, aseguró.
La Fundación Archivo de Indianos, faro de memoria
Barbón elogió la labor de la Fundación Archivo de Indianos como espacio de memoria, identidad y reflexión, que permite conectar generaciones, rescatar historias y comprender la realidad migratoria de Asturias. También ensalzó el papel de los centros asturianos en el exterior, a los que definió como “los mejores embajadores de nuestra cultura y nuestras tradiciones”.
El acto concluyó con un mensaje esperanzador:
“Queremos seguir sumando banderas a este museo. Que estas enseñas nos recuerden que hay mucha Asturias más allá de nuestros límites geográficos y que nos hacemos falta mutuamente”.
Citando al Nobel guatemalteco Miguel Ángel Asturias, cuyo apellido resuena como eco de esta tierra, el presidente cerró su intervención con versos que resonaron en la sala:
“Dar es amor,
dar prodigiosamente,
por cada gota de agua,
devolver un torrente.”