La Policía Nacional acusa al autor, de 25 años, de un delito de desórdenes públicos tras alertar insistentemente al 112 sobre un supuesto feto en un baño del Natahoyo
Lo que comenzó como una alarmante llamada al 112 terminó revelándose como una farsa que puso en jaque a los servicios de emergencias de Gijón durante varias horas. Un joven de 25 años ha sido imputado por la Policía Nacional por un presunto delito de desórdenes públicos, tras realizar una serie de llamadas insistentes al servicio de emergencias alertando sobre la presencia de un feto en el baño de un bar del barrio del Natahoyo.
El aviso que encendió todas las alarmas
Los hechos, que ocurrieron hace varias semanas, activaron una respuesta inmediata por parte de los servicios de emergencia: varias unidades de la Policía Nacional y una ambulancia del SAMU acudieron rápidamente al lugar indicado. Sin embargo, al llegar al establecimiento, los agentes constataron que nadie había solicitado ayuda y no existía rastro alguno del supuesto hallazgo.
"Ningún cliente, trabajador ni responsable del local tenía conocimiento de lo que se estaba denunciando", indicaron fuentes policiales.
Una investigación paciente y meticulosa
Ante la evidente falsedad del aviso, la Comisaría Local de Gijón abrió una investigación para dar con el autor. El seguimiento de los registros de llamadas y las pistas recopiladas por los agentes durante los días posteriores permitió finalmente identificar al joven como presunto responsable.
Este ha sido formalmente imputado por un delito de desórdenes públicos, contemplado en el artículo 561 del Código Penal, que castiga a quien, “afirmando falsamente o simulando una situación de peligro para la comunidad, provoque la movilización de los servicios de emergencia”.
El coste invisible de una falsa alarma
Desde la Policía Nacional se ha querido subrayar la gravedad de este tipo de conductas, que no solo representan un delito, sino que también suponen un riesgo real para la ciudadanía, al comprometer recursos destinados a salvar vidas.
“Cada movilización injustificada reduce la capacidad de respuesta ante situaciones reales de peligro. No podemos permitir que se juegue con los recursos públicos”, explican fuentes del cuerpo.
Además, remarcan que el uso indebido de los servicios de emergencias conlleva un desgaste logístico, emocional y económico. Durante el operativo activado, al menos dos patrullas de la Policía Nacional y una ambulancia quedaron inutilizadas para otros incidentes reales que pudieran haber sucedido en la ciudad.
Un barrio tranquilo que no salía de su asombro
El suceso ha generado sorpresa en el barrio del Natahoyo, una de las zonas residenciales más conocidas de Gijón, próxima a la playa de Poniente y al Acuario. Vecinos del entorno aseguraron sentirse “perplejos” ante la noticia, y reclamaron contundencia judicial para evitar que este tipo de situaciones se repitan.
Un precedente peligroso
Expertos en seguridad consultados coinciden en que estos casos deben ser perseguidos con firmeza para evitar un efecto imitación. En los últimos años, los servicios de emergencias en España han detectado un aumento preocupante de falsas alertas deliberadas, muchas de ellas alimentadas por retos virales o intenciones maliciosas.
Este incidente en Gijón es, para las autoridades, un aviso claro de la importancia de actuar con responsabilidad y del papel clave que desempeñan los ciudadanos en la correcta utilización de los canales de emergencia.
“Los servicios de emergencia están para salvar vidas, no para responder a falsas alarmas”, zanjan desde la Policía Nacional.