Terror en la calle Aller: el alcalde de Mieres ayuda a detener a un presunto agresor tras lanzar a un hombre por una ventana

Terror en la calle Aller: el alcalde de Mieres ayuda a detener a un presunto agresor tras lanzar a un hombre por una ventana

El arrestado, con múltiples antecedentes, se escondió en un estanco tras la agresión. Los vecinos denuncian que el edificio es un narcopiso que lleva años sembrando miedo en pleno centro urbano.

 

La escena era dantesca. Un cuerpo tendido en plena calle, junto a una terraza atestada de clientes. Gritos. Caos. Y una certeza aterradora: aquel hombre no había caído solo. Lo habían arrojado. Desde la ventana de un primer piso, en un edificio de la céntrica calle Aller.

Justo en ese momento, pasaba por allí el alcalde de Mieres, Manuel Ángel Álvarez. Lo que vio y escuchó no le dejó lugar a dudas: una pareja salía huyendo del portal con rapidez sospechosa, apenas segundos después de que alguien se precipitara al vacío. Sin dudarlo, el regidor comenzó a seguirlos. Mientras uno de ellos se escondía en un estanco cercano, Álvarez alertó a la Policía. Gracias a su testimonio, la Guardia Civil y la Policía Nacional cercaron la zona y lograron arrestar al presunto agresor.

“Hice lo que habría hecho cualquier ciudadano”, se limitó a declarar el alcalde, quitándose méritos. Pero su intervención fue clave.

Un punto negro en el centro de Mieres

Lo que podría parecer un suceso aislado es, en realidad, el último estallido de un problema crónico. Vecinos de la calle Aller, situada junto al parque Jovellanos y muy próxima a zonas escolares y familiares, llevan años denunciando que en ese edificio existen al menos dos pisos conflictivos. Uno de ellos, aseguran, funciona como narcopiso: venta de droga, trapicheos, peleas, y un constante ir y venir de personas con comportamientos sospechosos.

“La persona implicada es muy chunga, muy peligrosa. Ya ha tenido muchos problemas. No es vecino del concejo, pero es bien conocido por la policía”, explicaban ayer residentes visiblemente alterados.

Intento de homicidio en un barrio harto de mirar hacia otro lado

La víctima, un hombre cuya identidad no ha trascendido, fue atendida de urgencia por los servicios sanitarios. Presentaba heridas de gravedad tras caer junto a otros objetos lanzados —entre ellos, varias macetas— desde el piso del agresor. Fue evacuado al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), donde permanece ingresado en estado reservado. Afortunadamente, su vida no corre peligro por el momento.

La Policía Nacional se ha hecho cargo de la investigación. Se busca todavía a una mujer que huyó con el detenido y que podría haber tenido algún grado de implicación en la agresión. El juzgado de guardia ya ha recibido el atestado policial y se espera que el acusado pase a disposición judicial en las próximas horas.

“Nuestros hijos juegan aquí. ¿Qué más tiene que pasar?”

El barrio está conmocionado. Pero no sorprendido. Porque el miedo, denuncian, vive ahí desde hace años. La presencia de narcopisos no solo degrada el entorno: normaliza la violencia, empobrece la convivencia y convierte cada portal en una ruleta rusa.

“Hoy ha sido una caída. Mañana puede ser una puñalada, o una bala perdida. Y mientras tanto, nosotros aquí, criando a nuestros hijos al lado del horror”, protesta una madre que reside en el mismo bloque.

La rabia se mezcla con la impotencia. La inquilina del piso problemático tiene un contrato antiguo, difícil de extinguir, y se aprovecha de ese vacío legal para seguir alimentando el foco de delincuencia. Vecinos y comerciantes piden que se actúe ya. “No podemos esperar a que haya un muerto.”

Un alcalde convertido en testigo y símbolo

La presencia casual del alcalde de Mieres en el momento de los hechos ha evitado una fuga y ha puesto en el foco un problema estructural que muchos preferían ignorar. Lo que hizo, asegura, fue “normal”. Pero lo que evitó fue, probablemente, una tragedia aún mayor.

En Mieres no se habla de otra cosa. Porque la violencia ha golpeado la ventana del centro urbano. Y porque la gente está harta de mirar hacia otro lado.

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