Crónica de una mudanza anunciada: así se gestó el salto del Real Oviedo a Siero para construir su nueva ciudad deportiva

Crónica de una mudanza anunciada: así se gestó el salto del Real Oviedo a Siero para construir su nueva ciudad deportiva

De un desencuentro técnico a una oportunidad estratégica: el camino del Real Oviedo hacia La Belga, un terreno más grande, más barato y con más futuro.

 

Durante años, el Real Oviedo ha peleado por levantar su ciudad deportiva en la capital. Lo intentó en Latores. Lo volvió a intentar en La Manjoya. Pero los muros administrativos, la lentitud de los procesos y la falta de entendimiento con el Ayuntamiento ovetense terminaron por ahogar un deseo que se había convertido ya en necesidad.

Primer intento: Latores, la eterna espera

En Latores, el club aspiraba a comprar suelo urbanizable y desarrollar allí su hogar deportivo. Pero los plazos eran eternos. La burocracia municipal y la complejidad urbanística terminaron por hacer inviable el plan. El club no podía esperar más.

Segundo intento: La Manjoya, terreno contaminado

Después vino La Manjoya. El proyecto parecía más cercano. Un terreno de 70.000 metros cuadrados. Un coste de 2,5 millones. Pero pronto afloraron nuevos problemas: informes ambientales revelaron que el suelo estaba afectado por contaminación industrial previa. El sueño se desvanecía de nuevo.

El órdago: dos nuevas peticiones, un mensaje a Oviedo

En un último gesto conciliador, el Oviedo planteó al Ayuntamiento dos nuevas ubicaciones: Latores (esta vez de nuevo, pero en otra modalidad de adquisición) y El Asturcón, esta última por vía de concesión demanial. Pero el 14 de mayo de 2025, un comunicado conjunto del Ayuntamiento y del club cerraba definitivamente las puertas a esas opciones:

“Ambas alternativas son técnicamente y legalmente inviables.”

El mensaje era claro: no se podía más. Había que mirar más allá de los límites municipales. Y entonces, en ese preciso instante, llegó la oportunidad.

El giro estratégico: La Belga aparece en el tablero

En el concejo de Siero, en pleno centro geográfico de Asturias, un empresario asturiano llevaba años comprando parcelas en un paraje conocido como La Belga. Reunió más de 370.000 metros cuadrados. De ese conjunto, 170.000 metros cuadrados fueron ofrecidos al Oviedo para su ciudad deportiva. Más del doble de lo que ofrecía La Manjoya. Y con un coste que no alcanzará ni la mitad de los 2,5 millones que se barajaban entonces. Menos de 1,2 millones por el futuro del club.

La operación llevaba meses gestándose, con la mediación directa del alcalde de Siero, Ángel García Cepi, que ha trabajado discretamente para atraer el proyecto. Su papel ha sido clave. Un liderazgo político eficaz que contrasta con la parálisis institucional vivida en Oviedo.

Las ventajas de La Belga

  • Superficie disponible: 170.000 m², más del doble de La Manjoya. Permite crecer, diversificar instalaciones y pensar a largo plazo.

  • Coste: menos de 1,2 millones de euros. Un ahorro inmediato de más de 1,3 millones.

  • Ubicación estratégica: nodo de comunicación clave entre el centro, el oriente y el occidente de Asturias, muy cerca del nuevo enlace de la AS-17.

  • Simplicidad legal: terreno en manos privadas, sin complejidades urbanísticas, ambientales ni concesiones administrativas.

  • Impulso político local: el gobierno de Siero ha mostrado agilidad, compromiso y disposición total.

¿Y ahora qué?

Todavía no hay firma definitiva, pero todos los detalles están acordados: se abonará una señal inicial, y la compraventa final se hará una vez se completen los trámites administrativos. Hay prudencia. El club ha aprendido de los dos intentos anteriores. Pero el rumbo está fijado.

El club no se va de Oviedo: se expande

A pesar del traslado de la ciudad deportiva, el club mantiene su sede, su corazón y su historia en Oviedo. El Tartiere seguirá siendo su templo. Pero la cantera, el futuro, la inversión formativa y la visión de largo alcance se trasladan. Porque el fútbol moderno exige estructuras modernas. Y en Asturias, en pleno siglo XXI, quien pone suelo, medios y agilidad se lleva el balón.

La Belga no es solo un terreno. Es el símbolo de un cambio. Una mudanza con sentido. Un movimiento táctico. Y, sobre todo, una victoria silenciosa del Real Oviedo frente a la inercia.

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