Indra rechaza aliarse con Santa Bárbara para producir material para la OTAN en Asturias

 Indra rechaza aliarse con Santa Bárbara para producir material para la OTAN en Asturias

La negativa de la tecnológica española deja en el aire un ambicioso proyecto industrial que podría haber reforzado el peso estratégico de la región en la defensa europea


La posibilidad de crear en Asturias una plataforma tecnológica de referencia internacional para la producción de material militar destinado a la OTAN y a la Unión Europea ha sufrido un duro revés. La multinacional Indra ha rechazado frontalmente una propuesta de alianza formulada —según General Dynamics European Land Systems (GDELS)— a través de su filial española, Santa Bárbara Sistemas, calificándola de “vacía” y “pura propaganda”.

La oferta, presentada por GDELS en el marco de su nuevo Plan Estratégico Industrial y Tecnológico para España, proponía crear en el Principado un centro de excelencia en tecnología militar, aprovechando la infraestructura existente en Trubia y el ecosistema de empresas que integran el consorcio Tess Defence: Santa Bárbara, Indra, la vasca Sapa y la madrileña Escribano Mechanical & Engineering, que ya cuenta con un centro de I+D en Avilés.

Rechazo frontal de Indra

Desde la tecnológica presidida por Ángel Escribano han negado que exista tal iniciativa: “No hemos recibido ningún documento, ni propuesta concreta, ni de Santa Bárbara, ni de GDELS, ni del Ministerio de Defensa ni de Moncloa”, señalaron fuentes de Indra. Para la compañía, la supuesta oferta no pasa de ser un globo sonda lanzado a través de los medios.

El rechazo se produce además en un contexto de tensión latente entre Indra y GDELS, tras el frustrado intento de Indra de adquirir Santa Bárbara Sistemas, lo que ha dejado cicatrices visibles en las relaciones entre ambas compañías.

Un proyecto con potencial estratégico para Asturias

La propuesta de GDELS contemplaba situar a Asturias como plataforma de exportación tecnológica al espacio OTAN-UE, una ambición industrial sin precedentes recientes en la región. La planta de Santa Bárbara en Trubia ya fabrica las barcazas del blindado 8x8 Dragón, uno de los proyectos estrella del Ejército español, y alberga la producción de componentes clave para sistemas de combate modernos.

De haberse concretado la alianza, Asturias habría reforzado su papel como nodo estratégico en la industria europea de defensa, en línea con otras iniciativas continentales como el MGCS (Main Ground Combat System), el proyecto franco-alemán para desarrollar un carro de combate de nueva generación. El Principado habría capitalizado su ventaja competitiva: infraestructura, talento técnico y credenciales industriales en materia de defensa.

Incertidumbre para el tejido industrial local

El portazo de Indra deja ahora en suspenso el posible efecto tractor que este plan podía haber generado en el tejido productivo asturiano. Empresas como Escribano, con sede en Avilés, ya habían iniciado planes de ampliación de su centro de I+D. Además, el proyecto podría haber supuesto un estímulo para la captación de nuevas inversiones y una oportunidad de oro para la especialización tecnológica regional.

Los sindicatos de la fábrica de Trubia han expresado preocupación por la falta de concreción en los planes a largo plazo del Ministerio de Defensa. “No se puede construir industria estratégica sin compromisos firmes”, señalaba un portavoz. La Xunta de Galicia, el Gobierno vasco y otras comunidades autónomas sí han recibido formalmente propuestas de GDELS, lo que ha encendido ciertas alarmas en el Principado.

¿Una oportunidad perdida?

El rechazo de Indra no cierra todas las puertas, pero sí enfría notablemente las aspiraciones asturianas de consolidarse como referencia tecnológica militar a nivel europeo. Más allá de las disputas empresariales, el caso evidencia la fragilidad de las grandes apuestas industriales cuando no existe una visión común entre los actores implicados.

En un contexto geopolítico marcado por el rearme en Europa y el refuerzo de las capacidades OTAN tras la guerra en Ucrania, los polos industriales de defensa se están redefiniendo. Asturias, con sus recursos y experiencia, podía haber dado un salto cualitativo si existiese voluntad y coordinación real entre empresas, Gobierno y socios internacionales.

La pregunta ahora es si el Principado quedará como mero fabricante auxiliar de blindados o si conseguirá atraer, en un segundo intento, un proyecto de mayor calado que asegure su peso estratégico en el complejo entramado de la defensa europea.

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