Mientras el mundo observa con expectación el inminente cónclave tras la muerte del Papa Francisco, una pregunta recorre con curiosidad muchas conversaciones: ¿cuánto cobra un cardenal? ¿Qué nivel de vida tiene alguien que vive y trabaja en los escalones más altos de la jerarquía vaticana?
A medida que se acerca el momento del cónclave, con 133 cardenales convocados para elegir al nuevo líder de la Iglesia Católica, crece el interés por conocer no solo el procedimiento, sino también el perfil económico de quienes protagonizan este acontecimiento histórico. Más allá de su papel espiritual, los cardenales son también figuras con una posición relevante desde el punto de vista institucional y económico. Pero, ¿cuánto cobran exactamente? ¿Y qué implica realmente su sueldo?
Entre 4.000 y 5.500 euros mensuales: el salario de un príncipe de la Iglesia
Según diversas fuentes vaticanas y medios especializados, un cardenal con funciones dentro del Vaticano cobra entre 4.000 y 5.500 euros al mes. La cifra varía según el cargo que ocupen: los que forman parte de la Curia Romana, como prefectos de congregaciones o presidentes de dicasterios, se sitúan en la franja más alta.
El sueldo, aunque no escandaloso en términos globales, sí representa uno de los salarios más elevados dentro del escalafón eclesiástico, muy por encima del que perciben obispos o sacerdotes, que suelen rondar entre 1.200 y 2.500 euros mensuales, dependiendo del país y del rango.
Recortes en tiempos del Papa Francisco
Con su política de austeridad, el Papa Francisco decidió en 2021 aplicar un recorte del 10% en el salario de los cardenales, como gesto frente a la crisis económica que afectó al Vaticano durante la pandemia. Esta reducción se mantuvo posteriormente, reafirmando su voluntad de acercar a la Iglesia a una mayor sobriedad en sus estructuras internas.
Vivienda gratis, médicos sin coste y tiendas con descuento
Más allá del salario, los cardenales disfrutan de beneficios en especie que elevan notablemente su poder adquisitivo. Aquellos que residen en el Vaticano suelen disponer de vivienda gratuita o subvencionada, asistencia sanitaria sin coste, chófer institucional y acceso a tiendas vaticanas con precios reducidos en productos de uso diario o incluso artículos de lujo.
Además, al tratarse de figuras diplomáticas, sus desplazamientos a menudo son costeados por el Vaticano o por las diócesis de origen, sobre todo en el caso de viajes oficiales o para eventos de alta relevancia como el propio cónclave.
¿Todos los cardenales cobran lo mismo?
No. Hay una clara distinción entre los cardenales que trabajan en el Vaticano y aquellos que residen en sus países de origen. Estos últimos suelen depender del presupuesto de sus diócesis o conferencias episcopales, que en muchos casos les proporcionan un salario similar al de un obispo. Es decir, mucho más modesto y adaptado al coste de vida local.
Por ejemplo, un cardenal en África o América Latina puede vivir con el equivalente a 1.500 euros mensuales, sin contar con los beneficios estatales o religiosos que pueda recibir.
¿Qué pueden permitirse económicamente?
Con estos sueldos y ventajas, un cardenal vaticano puede llevar un nivel de vida cómodo y sin grandes apuros económicos, aunque la mayoría elige un estilo de vida relativamente sobrio. Su capacidad de compra les permite, por ejemplo:
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Viajar sin dificultad, incluso por motivos personales.
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Invertir o adquirir propiedades, si lo desean, aunque muchos renuncian a ello voluntariamente.
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Donar parte de su salario, una práctica común entre algunos prelados comprometidos con causas sociales o de caridad.
Un perfil económico muy distinto al de los fieles a los que representan
La información sobre los sueldos de los cardenales no suele figurar en los boletines vaticanos, y solo en los últimos años ha comenzado a filtrarse con mayor claridad. Aun así, esta transparencia parcial permite hacerse una idea del estatus económico y logístico de quienes ahora decidirán el futuro de la Iglesia.
Mientras tanto, el mundo espera. El humo blanco saldrá de la Capilla Sixtina para anunciar un nuevo Papa. Pero detrás de cada voto emitido, también hay un hombre con una renta mensual, unos privilegios y un estilo de vida que, sin ser ostentoso, no está al alcance de la mayoría de los católicos de base.