Nieves Roqueñí proclama que Asturias está lista para embarcarse en una nueva etapa de crecimiento económico impulsada por la transición energética

Nieves Roqueñí proclama que Asturias está lista para embarcarse en una nueva etapa de crecimiento económico impulsada por la transición energética

En una reciente declaración durante los Encuentros Informativos de Europa Press y Unicaja, la consejera de Transición Ecológica, Industria y Desarrollo Económico, Nieves Roqueñí, ha proclamado que Asturias está lista para embarcarse en una nueva etapa de crecimiento económico impulsada por la transición energética. Sin embargo, este optimismo gubernamental suscita preguntas críticas sobre la viabilidad y la preparación real de la región para enfrentar los retos inherentes a este ambicioso cambio.

Roqueñí ha destacado tres objetivos principales para la presente legislatura: liderar la transformación ecológica de la industria, impulsar las energías renovables y la autonomía energética, y desarrollar proyectos medioambientales clave. Aunque estos objetivos son encomiables, su implementación efectiva exige una evaluación rigurosa.

El primer desafío reside en la descarbonización y mejora de la eficiencia energética. Asturias, con su legado industrial, enfrenta el reto de equilibrar la sostenibilidad ambiental con el mantenimiento de su dinamismo económico. ¿Cómo se garantizará que los proyectos empresariales no solo sean "tractores y estratégicos", sino también viables y verdaderamente sostenibles a largo plazo?

En cuanto al impulso de las energías renovables, la región debe navegar por un terreno complejo donde el autoconsumo, la movilidad sostenible y el desarrollo de gases renovables como el hidrógeno y el biogás deben ser más que palabras en un plan. La autonomía energética es una meta ambiciosa que requiere inversiones significativas, infraestructura adecuada y un cambio cultural profundo. ¿Cómo se enfrentará Asturias a estos desafíos logísticos y de adaptación?

Finalmente, los proyectos medioambientales, desde la gestión de residuos hasta la lucha contra el cambio climático, son cruciales. Pero surge la pregunta: ¿se han establecido métricas claras y seguimientos para asegurar que estos proyectos no solo comiencen, sino que también alcancen sus metas previstas?

Mientras Roqueñí hace hincapié en el diálogo y la responsabilidad compartida, es esencial un escrutinio constante y una participación activa de todos los sectores de la sociedad asturiana. La transición hacia un modelo energético sostenible en Asturias no es solo una cuestión de inversión y tecnología, sino también de una planificación meticulosa y una implementación transparente y responsable.

En esta encrucijada, Asturias se enfrenta a un camino lleno de oportunidades, pero también de obstáculos significativos. El éxito de esta transición no dependerá solo de las declaraciones optimistas del gobierno, sino de la capacidad de la región para adaptarse, innovar y colaborar de manera efectiva en el marco de una visión realista y sostenible a largo plazo.

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