El diccionario de los timos tiene una ya antigua entrada: el hurto mágico. Se denomina así porque los estafadores parecen auténticos prestidigitadores que, con su habilidad y locuacidad, llegan a consumar verdaderos trucos de magia para conseguir cambiar de mano billetes, relojes o pulseras, sin que la víctima llegue a darse cuenta. El modus operandi de sus golpes consiste ...
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