Andan desde hace varios días colgados en la Red tres maniquíes con la presunta equipación que el Comité Olímpico Español (COE) ha elegido para que la selección española se vista en la villa olímpica y en los estadios londinenses. El día, si llega, que tengan que presentarla en público y a los medios de comunicación tres deportistas de élite, el COE va a tener que buscarlos en Tanzania. Los primeros calificativos no dejan hueco a nada más: mamarrachez, ‘cutre-look’, saldos del chino de mi barrio, pañuelos de azafata de Iberia, faldas de las rebajas de 1972… Incluso los maniquíes ataviados con la ropa oficial, a primera vista robados de un contenedor, parecen sacados del atrezzo de una de las ‘nostalgiadas’ de Álex de la Iglesia. Ciertamente, el conjunto de esta nefanda polaroid nos retrotrae a tiempos en los que, en términos deportivos, aún se corría por pistas de brea, los estadios se embarraban y los polideportivos eran un lujo en España, pero esto no es lo peor. La empresa que ha confeccionado el uniforme que deseábamos para el equipo contrario es un batiburrillo italo-ruso, Bosco Sport, con sucursales por ahí. Es decir, moda España (por utilizar un término que engloba al sector nacional) no cuenta para uno de los escaparates más golosos del planeta, por la cantidad de receptores y por la calidad del acontecimiento. Más bien al contrario, la marca España se ve representada por una empresa extranjera de macrodudoso gusto a la que sólo avala el hecho de estar en la nómina de los patrocinios cercanos al COE. Si no se apela a la chapuza nacional, al mal gusto en general y al estratégico en particular, es muy difícil de entender cómo se ha podido llegar hasta aquí, o hasta este globo sonda, puesto que los responsables del comité español aún no se han dado por aludidos. Triste cuestión la de que el silencio del COE puede llegar a ser aún más cutre que la indumentaria.
FOTO: Selección de fútbol de España que se enfrentó a Bélgica en los Juegos Olímpicos de Amberes 1920, en el segundo partido de su historia. Forman de pie: José María Belauste (de paisano, no jugó), Domingo Gómez-Acedo, Ricardo Zamora, Juan Artola, Patricio Arabolaza, Pichichi, Mariano Arrate, Ramón Eguiazábal, Joaquín Vázquez, Agustín Sancho y Paco Bru (seleccionador). Agachados: Manuel Lemmel (ayudante técnico), Pedro Vallana y Francisco Pagaza. Equipación de la época, sencilla, pero mucho más digna que la propuesta para este año.
