Responsabilidad sindical y miniempleos

Ocurre que a veces las situaciones tienen que ponerse muy graves para que se imponga la racionalidad. Basta con recurrir a la hemeroteca para advertir el salto cualitativo que han dado UGT y CCOO, en pocos días, para aceptar negociar lo que siempre rechazaron y que fue motivo de huelgas. Ni siquiera las afinidades políticas con un gobierno de izquierdas, facilitaron entonces ajustes mínimos para la reforma del mercado laboral regido por una legislación,  franquista, superprotectora y rígida, que se muestra inapropiada para un tiempo de crisis generalizada.

Probablemente los exministros socialistas;Caldera, Corbacho y Gomez, no terminan de creerse que Toxo y Cándido Méndez están negociando moderación salarial ,aceptando que los salarios crezcan,  en 2012 y 2013, por debajo de la inflación, con una posible recuperación en 2014. Así mismo hay una importante aproximación respecto a los modelos de contratos y la posibilidad de que las empresas  en situación crítica, puedan reconvertir empleos fijos en contratos a tiempo parcial,  hasta que se retome la normalidad. También forma parte del paquete los cambios en la negociación colectiva, asumiendo la peculariedad  de las empresas por encima de los convenios sectoriales.

Rajoy había señalado el 7 de Enero como fecha para que sindicatos y empresarios entregasen sus propuestas conjuntas para la reforma laboral. Parece ser que el plazo ha sido prorrogado, en no muchos días, en atención a que las negociaciones de los agentes sociales van por mucho mejor camino de lo esperado.

Contra los pronósticos de toma de las calles, algaradas y huelgas, CCOO y UGT están entrando en una esperanzadora senda de realismo y responsabilidad. Un inciso, en estos momentos los únicos convocantes de huelga son los del SEPLA, los representantes de los “mileuristas” pilotos de IBERIA.

Mal, muy mal deben estar las cosas para que se haya producido este golpe de timón y con buen juicio se defienda el empleo por encima de otras reivindicaciones. Según Toxo:”el papel de una reforma laboral, más allá de sus destinatarios concretos, debería ser el de facilitar que la economía española, que normalmente no crea empleo hasta que no crece por encima del 2% del PIB, pudiera anticipar este efecto. Aún así merece la pena hacer un esfuerzo para consensuar aquellos cambios racionales que den una expectativa más amplia, sobre todo a los jóvenes”.

Es una reflexión valiente y anima a pensar que es posible un acuerdo entre los agentes sociales y que sea asumido por el Gobierno. La reforma pactada, junto a otras medidas de sentido positivo para impulsar el empleo, por encima de los “recortes”, podrían introducir al país en la senda de la recuperación.

En lo que sindicatos y patronal parecen coincidir es en rechazar la fórmula de los “minijobs”, palabreja que se ha colado en la información cuando lo apropiado sería “miniempleos”.El sistema se basa en contratos de baja remuneración y jornada máxima de 15 horas semanales. El trabajador no paga impuestos y el patrono abona la seguridad social y algunas tasas. En Alemania la retribución es de 400 euros mensuales, afectando a  6 millones de trabajadores. Los miniempleos suponen tareas que no requieren cualificación especial, como limpieza, reparto, asistencia domiciliaria y similares ,siendo frecuente que se acojan al mismo jóvenes que compatibilizan estudios y trabajo.

En las negociaciones mencionadas, ambas partes descartan, por ahora, recurrir a este plan, entendiendo que el contrato a tiempo parcial, ofrece las mismas soluciones pero con menor riesgo de abuso y de precariedad del empleo. Tienen razón,  pero su utilización es mínima.

Es laudable la prudencia y mantener el equilibrio, pero la necesidad de poner barreras a esa espantosa cifra del 50% de paro en la juventud española, la más alta de Europa, no admite demoras, reflexiones y discursos vacíos.

 



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