Entre la Biblia y el Corán

Nos solemos ver algunos días. Siempre lleva entre las manos una roída agenda garabateada con nombres y fechas escrita en árabe. Ese dietario es su mundo secreto. Ni en uno solo  de nuestros encuentros, lo hallé sin ese breviario.  

Salud, cristiano, dice Alí.  Nombre más fácil de pronunciar que el suyo verdadero: Ibn Al Jalili. 

Alá te bendiga, medio hermano, le respondo.

No hay duda, comenta, el Islam sigue siendo la gran religión, mientras la tuya es meramente nominal. 

Escucha, le indico: el Corán, más que la Biblia, está inclinado al determinismo: Dios decide y el hombre acepta. Alí pone cara de pasmo.

Debo decirte, creyente viejo, que de este último concepto proviene la idea de la responsabilidad individual.

Te conozco, Mohamed, y ya sé por dónde vienes; ahora vas a  decirme que los católicos somos acérrimos intolerantes. Mira: para llegar a  la democracia, el Islam necesita una especie de  Reforma, un Martín Lutero. ¿Piensas que puede hacerlo con ese atajo de salvajes, violentos y fanáticos de Al Qaeda, Al Shabaab, Hizballah o el Isil, ese grupo extremista que  interpreta la ley islámica con extrema radicalidad? -

Occidente – alega él -  más aún después de los atentados perpetrados en Nueva York, Madrid y Londres, guarda en sus retinas una imagen distorsionada que no se ajusta a la realidad. Por supuesto que hay determinadas sectas  que se pueden acercar a esos calificativos, pero en ningún caso podemos generalizar. Millones de musulmanes rechazamos el terrorismo y nos duele la sangre derramada de inocentes.

Y recalca con énfasis: “Los fundamentalistas  lo que desean es volver a las antiguas fuentes de la fe, cuando ésta era clara, directa y basada en la tradición. Depurar las escorias y deformaciones resultantes de siglos de pobreza, atraso económico y  dominación extranjera.  

Yo sigo aguijoneando: En el libro “Por qué no soy musulmán”, de Ibn Warraq, crítico con el Islam y el Corán, se dice: “Alá impuso a todos los musulmanes el deber de combatir a los no creyentes hasta que la ley humana acabe reemplazada por la ley de El Corán”

Si a libros vamos, te recuerdo  los varios tomos de “Historia criminal del cristianismo” escrita por el alemán Karlheinz Deschner. Esas páginas saben a muerte. En ella vuestros pontífices parecen guerreros perturbados y no hombres de Dios.

Ignoro a donde deseas llegar. 

No importa, las cosas cambian rápido. Otra tarde, si tercia, seguimos buscando los senderos de la fe personal.



Dejar un comentario

captcha