Adolf Hitler fue un personaje relevante que condicionó el desarrollo de la Historia en la segunda mitad del siglo pasado. Los actos que ejecutó y los que se ejecutaron por sus órdenes provocaron un cisma en el mundo occidental cuyas consecuencias han estado produciendo efectos hasta la actualidad.

Hace varios días, se publicó Mi Lucha, la obra en la que Adolf Hitler recoge sus principios, con comentarios añadidos por grandes historiadores, que son útiles para estudiar todos los aspectos del libro que se refieren a diversos hechos. La edición que se ha difundido está teniendo un éxito espectacular.

Mientras los derechos de la obra estuvieron bajo el control del Estado de Baviera, existió, claramente, la censura con la finalidad de impedir la difusión del contenido del libro en Alemania. Se puede observar este hecho analizando las circunstancias.

Parece que los motivos que provocaron que la obra de Adolf Hitler haya tardado en divulgarse en el país germano están relacionados con el miedo a la influencia que podría ejercer Mi Lucha, que es un libro calificado como malo desde una perspectiva sistemática. Producía terror, sin que se pueda saber la razón en el presente siglo, que se conociera la ideología del dirigente alemán.

Sentir miedo por la difusión de las ideas de Adolf Hitler implica temer a la Historia, olvidando lo sucedido y evitando que se pueda impedir que se repitan acontecimientos que, necesariamente, no deben volver a producirse.

El problema es que ya son muchos los casos en los que se han revivido trágicos eventos sin que se haya logrado aprender para el futuro. Es necesario rectificar y no repetir errores.

Resulta esencial mostrar el pasado sin manipular la visión de los hechos históricos y contextualizando los grandes eventos, para poder conseguir que se produzca un progreso efectivo. De lo contrario, solo se logrará un retroceso, con el consecuente perjuicio para el ser humano.