Gallego es un un rato largo y listo también. Mariano Rajoy ha aprovechado su viaje a Panamá para ir preparando a la población doliente de España sobre los cambios que se avecinan antes del próximo mes de marzo que bajo un manto de regeneración democrática lo que se pretende es fortalecer el bipartidismo y neutralizar los partidos emergentes producto del desencanto de la gente con la actual clase política.
Para Mariano Rajoy uno de los problemas está en que no puede contar con el actual PSOE en fase de renovación. Alfredo Pérez Rubalcaba ya no sirve y su sucesor hasta el próximo día 13 no se conocerá aunque tanto si es Eduardo Madina como si es Pedro Sánchez el presidente del Gobierno no sabe como serán de manejables. Ademas tengan por seguro que el último domingo del próximo mes de marzo no solo habrá elecciones autonómicas y municipales; también habrá generales. El Partido Popular no puede arriesgarse a sufrir un descalabro en las primeras y apenas seis meses después convocar obligatoriamente, por fin de legislatura, las generales. A favor de Mariano Rajoy y su partido corre una cierta mejoría económica de nuestro país pero su partido necesita renovarse y mejorar la partitura con un programa que enganche de nuevo a la mayoría de los españoles. En todo caso creo que estamos asistiendo al fin de un ciclo de dirigentes y al nacimiento de nuevos líderes. El ejemplo más espectacular es el de Podemos con Pablo Iglesias al frente. En estos momentos todos le temen, principalmente la izquierda de ahí que Cayo Lara, que siempre hila muy fino, haya puesto Izquierda Unida en manos de un joven de 27 años, Alberto Garzón, con el mandato de tender puentes a Pablo Iglesias y a su grupo de descarados dirigentes. El PSOE, como digo, tiene que recomponerse y hacer tanden, es lo que quieren los veteranos, con el PP para mantener vivo el bipartidismo tradicional. Ahí es donde el hábil del registrador de la propiedad hoy jefe del Ejecutivo español acaba de entrar en juego. Por un lado suelta lo de que hay que disminuir el número de cargos aforados y también estudiar la reducción del número de ayuntamientos -más de 8.000 en toda España- si bien por el momento no se acuerda de suprimir las diputaciones ni de reducir salarios de los cargos públicos, electos o a dedo. Pero su baza más sibilina ha sido soltar que se podría ir a un pacto para que sea alcalde aquel que encabece la lista más votada. Como no habrá por largo tiempo, es mi opinión, más mayorías absolutas, así tanto el PP como el PSOE podrían salvar las alcaldías de un montón de ciudades. Claro que de hablar de listas abiertas nada de nada. Los aparatos del PP y PSOE no lo permiten.
Si Podemos, IU, y el propio PSOE van a poner caras jóvenes en los carteles electorales el PP corre el riesgo de quedarse atrás con cierto olor a naftalina. Por supuesto que Mariano Rajoy será de nuevo cabeza de cartel el próximo marzo pero ¿y el resto de su equipo?. Creo que Dolores de Cospedal está quemada y Soraya Saenz de Santamaría lleva camino de ello. Aunque al aparato de Génova Asturias no le preocupa mucho -al fin y al cabo la fluctuación al Congreso es de un diputado- el PP local está adormecido con una Mercedes Fernández que ni quiere ni puede mientras su empecinamiento en mantener una gestora en Gijón hace que refuerce la postura de Foro a quien va a costar desbancar de la alcaldía donde además Carmen Moriyón, que repetirá como candidata, no lo está haciendo mal. Veremos a ver lo que pasa con Foro cuyo talón de Aquiles hoy por hoy es Oviedo donde reiteradamente la viene pifiando en estos tres años. La presidenta local, la abogada Patricia Díaz Isla, que ahora entrará como concejala tras la dimisión de Belen Arganza, debe confeccionar una buena y atractiva candidatura. Aunque le falta imagen popular bien puede ser ella la tapada que diría Enrique Alvarez Sostres.
Curiosidad por conocer cuales serán las candidaturas de UPyD y Podemos en Oviedo. pese a los buenos resultados en la europeas observo cierto desfonde en el partido de Rosa Díaz. De todas las maneras, tranquila, la pensión europea está tan asegurada como la de Emilio Botín
